Farah, de origen somalí, se unió al finlandés Lasse Viren, quien ganó el título ambas disciplinas en Múnich 1972 y Montreal 1976, como los únicos vencedores de las dos pruebas en ediciones consecutivas.
Tras la eliminación de los kenianos en semifinal, la batalla fue entre el británico y los tres etíopes: Hagos Gebrhiwet, dos veces medallista mundial; Dejen Gebremeskel, subcampeón olímpico y con marca personal siete segundos mejor que la de Farah, y Muktar Edriss, quien en 2014, con sólo 20 años, encabezó el ranking mundial con un tiempo de 12:54.83.
Acostumbrado a que los kenianos, en su afán por castigar sus piernas, le hicieran de liebre durante 10 vueltas, Farah no cambió de táctica y se esperó hasta el final para tomar el timón en un sprint.
Tras cruzar la marca de los 3,000 metros, antes de lo que normalmente acostumbra, el británico aceleró para tomar el mando de la carrera que cedió por unos segundos al ugandés Joshua Cheptegei en los últimos metros.
La carrera llegó relativamente compacta a la última curva, y cuando parecía que sus rivales se le echaban encima,Farah metió la directa para conseguir su segunda medalla de oro en Río, rematando un nuevo doblete.
Fuente: Excélsior