Es evidente el cambio de estrategia para encontrar salida al laberinto educativo, ante el riesgo de ingobernabilidad y debilidad provocados por un conflicto creciente que ha cundido como el pánico.
Veamos…
Cuando el secretario de Gobernación dijo que agotaría el uso de la política como herramienta fundamental para construir acuerdos, hablaba en serio. La consigna es clara: mantener el diálogo y llevarlo hasta las últimas consecuencias antes de optar por el uso legítimo de la fuerza.
En ese tono, el secretario de Educación habla de mayor “sensibilidad” y cercanía del Gobierno para atender inquietudes del sindicato ante un cambio difícil, que genera incertidumbre, malestares y resistencias. La mayoría del gremio docente –encabezado por Juan Díaz de la Torre– también demanda respeto a derechos, pago de incentivos, revisión del nuevo sistema de evaluación y el despido injustificado de maestros. La SEP, acepta revisar tales planteamientos, precisamente los mismos de la CNTE disidente.
¿Usted cree en coincidencias?
El Presidente de la República dio la clave al afirmar que el Gobierno busca dejar de lado las diferencias aunque carezca de atribuciones para “abrogar o derogar la reforma educativa”. Es decir, en Segob no se negociará la ley, ¿pero tal vez sí en el Congreso?
Senadores y Diputados podrían tener la última palabra en un pleito que hasta ahora han mirado de lejos. Baste citar a Jesús Zambrano, líder en San Lázaro: “la abrogación de la reforma educativa tendría que pasar por un proceso legislativo que llevaría, dado el caso, iniciar propuestas de modificación a la Constitución en materia educativa.»
Legisladores sí tienen atribuciones para revisar la reforma educativa con imaginación y trabajo técnico, como exige la CNTE.
Es la última llave para abrir el candado.
El huracán de las protestas disidentes azota las puertas del poder. La del Ejecutivo, para facilitar el diálogo político y la del Legislativo para hojalatear, pulir y encerar la Ley Federal de Educación después del severo golpe causado por la reforma.
Así, o más despacito.
Esta “Ventana” seguirá abierta mientras haga tanto calor.
EL MONJE ELÉCTRICO: El trono de Manlio tiene heredero. El dedo del presidente señala a Enrique Ochoa Reza como nuevo dirigente nacional del PRI. Será un líder novato, con un sexenio de militancia y cero experiencia partidista. Sonó como suspirante al gobierno de Veracruz, pero nada más. ¿Traerá de la CFE luz y fuerza suficientes para alzar el tiradero del 5 junio?