El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) no informará este viernes sus resultados sobre la medición de la pobreza en México.
¿Por qué?
Según esa institución autónoma, no hay posibilidad de comparar si la pobreza aumentó o disminuyó entre 2014 y 2015 debido a los cambios que hizo el INEGI –¿también autónomo?– al llamado Módulo de Condiciones Socioeconómicas 2015; ¿el instituto tiró a la basura un esfuerzo de 13 años… y su prestigio?
Según el INEGI, las modificaciones fueron hechas durante el levantamiento de las encuestas en hogares que reportaron ingresos menores a mil pesos; los encuestadores, “recapacitados”, regresaron para obtener datos más precisos ante la detección de respuestas “sospechosas” –así las llamaron– e inconsistencias que históricamente habían provocado la sobreestimación del ingreso; detectaron mentiras de quienes deciden ocultar su realidad patrimonial cuando la experiencia internacional indica lo contrario: quienes más tienen suelen mentir más por miedo.
Y brinca el sapo…
Con el nuevo modelo de medición del INEGI, muchos pobres dejaron de serlo (9.5 por ciento menos que en 2014) y el ingreso de los que menos tienen se incrementó substancialmente (33.7 por ciento en solo 14 meses). Es decir, de 53 millones hay 48; ¿menos pobres, más felices?
Para el CONEVAL, el problema es que la medición del INEGI no es confiable. El desastre resulta mayúsculo por incompatibilidad de resultados.
Sin parámetros para medir y comparar con eficacia no se pueden diseñar estrategias adecuadas. Los pobres que ahora no lo son tanto dejarían de recibir apoyos necesarios para sobrevivir, y desde luego, las nuevas cifras, mucho mejores que las anteriores, podrían leerse como un manjar para el Gobierno Federal que a dos años de las elecciones presidenciales está ansioso por demostrar, casi por decreto, el éxito rotundo de la estrategia nacional contra la pobreza.
¿Pretende el Gobierno Federal, con estadísticas a modo, alterar la realidad en busca de mayor aprobación?
Borrar pobres no es “mover a México”, reclama CONEVAL; INEGI niega tal perversión.
EL MONJE ACORRALADO: Si alguien quiso pasar de vivo logró el efecto contrario; en intento por salir de la dimensión desconocida busca INEGI apoyo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para revisar –¿y avalar?– la nueva metodología que mide la pobreza en México, al tiempo que los números fríos provocan daños calientes. ¿Podrán sumarse peras con manzanas?