#LaCasaBlanca de Las Lomas, sigue siendo la mansión de los espantos. A no pocos parece insuficiente el perdón inédito de Enrique Peña Nieto para superar el episodio que más ha irritado a la sociedad en los cuatro años que van del sexenio, y que ha empinado, como ningún otro asunto, la popularidad presidencial. Cruzar ese pantano sí ha manchado plumajes.
Ofrecer disculpas y pedir perdón a la sociedad honra al Presidente si lo dicho fue con sinceridad y no una obra de teatro. Sin embargo, para que tales palabras valgan y Peña merezca el perdón deben darse pasos firmes que comprueben la voluntad de la rectificación. Sobran quienes exigen rendición de cuentas.
Detrás del escándalo de #LaCasaBlanca hubo dos agravios, según Diego Fernández de Cevallos. Primero, la compraventa misma del lujoso inmueble causó indignación cuando la periodista Carmen Aristegui exhibió un conflicto de intereses detrás de la operación, solapada por Juan Armando Hinojosa Cantú, el contratista consentido Peña Nieto desde que gobernó el Estado de México. La gravedad del caso ameritaba una investigación a la cual no se atrevió el Congreso. Segundo, la indagatoria, para determinar si fue o no legal esa compra venta quedó en manos de un secretario de la Función Pública nombrado a modo por el propio Presidente, quien exoneró a su jefe de haber cometido delito alguno, todo lo cual terminó por echar más leña al fuego del agravio.
También es cierto que el grupo de periodistas de MVS Noticias que detonó el escándalo perdió su trabajo. ¿Mera coincidencia?
Carmen Aristegui, contraataca (https://youtu.be/ZBm1zBhe1SY). La informadora cuestiona el perdón ofrecido por Peña Nieto, quien –dice– merecía juicio político, y denuncia una incesante persecución en su contra, para hacerle pagar “los platos rotos”; pide al poder dejar de mecer la cuna de Joaquín Vargas, presidente del Grupo MVS, quien denuncia a Aristegui, y a la editorial Random House Mondadori, por daño moral, debido al prólogo del libro La Casa Blanca de Peña Nieto que difama a su persona. Vargas exige a Aristegui comprobar sus dichos, de lo contrario que también ofrezca disculpas y pida perdón, ahora que eso esta tan de moda.
Así, cada cual rasca sus ronchas como puede… ¿y cómo debe?
EL MONJE FESTIVO: Enrique Peña Nieto sopló cincuenta velitas. Medio siglo de vida y dos tercios de su sexenio consumidos. Servir al país es lo que más le emociona; que los mexicanos percibamos que él se sirve del país, es lo que más le preocupa.