El rey Juan Carlos I declaró de forma oficial la inauguración de los Juegos., mientras que el juramento de los atletas fue pronunciado por el regatista Luis Doreste Blanco. También se presentó la escena mitológica de Hércules separando los continentes de Europa y África, recreando el mar Mediterráneo.
El arquero Antonio Rebollo lanzó desde el campo del estadio una flecha en cuya punta relucía el fuego olímpico que al alcanzar su meta encendió el pebetero para dar inicio a la justa deportiva.
La bandera china recorrió el Estadio Bird Nest hasta llegar a manos de representantes del ejército chino quienes marchando la entregaron a los encargados de izarla.
Una multitud de chinas invadieron el estadio vestidas con un traje blanco para representar a la paz, con armoniosos movimientos de manos en los que simulaban el vuelo las palomas. La llama olímpica recorrió el Estadio Nacional de Pekín en manos de varios atletas hasta llegar al ex gimnasta Li Ning.
El momento cumbre fue el encendido del pebetero a cargo del ex atleta Li Ning, quien fue ganador de seis preseas Olímpicas en su carrera.
Londres hizo unos 157 ensayos dirigidos por el cineasta Danny Boyle, quien asegura que la dedicación desinteresada de los voluntarios que participaron en la ceremonia son la verdadera encarnación del espíritu Olímpico, además de haber representado lo mejor de la nación británica al mundo.
El 13 de agosto de 2004, en el Estadio Olímpico de Atenas más de 72 mil espectadores observaron uno de los espectáculos más costosos en la historia. La ceremonia comenzó con la cuenta de 28 segundos, representando a los 28 Juegos Olímpicos, en la forma de latidos de un corazón.
El medallista olímpico de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Nikolaos Kaklamanakis llegó al centro del estadio donde encendió una gran Antorcha con forma de obelisco, diseñada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, que comenzó a elevarse hasta llegar a la máxima altura donde se iluminó por completo sobre todos los espectadores del Estadio para encender la llama Olimpica.
Diez días después, alrededor de 80 mil personas se dieron cita en el Estadio Olímpico Universitario, una fanfarria de cuarenta trompetas se escuchó y el Himno Nacional Mexicano comenzó a entonarse. Un enorme globo con la forma de cinco aros Olímpicos comenzó a elevarse por las alturas hasta perderse en las montañas.
Norma Enriqueta Basilio, medallista Olímpica y atleta mexicana, fue el último relevo de la antorcha y la primera mujer en encender el pebetero en unos Juegos Olímpicos.
El mexicano Pablo Garrido enunció el Juramento Olímpico del Deportista a nombre de los atletas ahí reunidos. Para finalizar, diez mil palomas fueron liberadas como un símbolo de paz, mientras en el tablero electrónico se encendió la palabra «Ofrecemos y deseamos la amistad con todos los pueblos de la tierra».
Fuente: 20minutos