Maestros disientes de Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero y la Ciudad de México ganan calles y se “plantan” para exigir lo imposible: derogación de la Reforma Educativa –calificada como punitiva– y la Evaluación Docente –para castigar, despedir y reprimir–; aumento salarial del 100 por ciento; 12 por ciento del PIB para la enseñanza… y la aparición con vida de los 43 de Ayotzinapa.
El pliego petitorio es lodo de aquellos polvos; tan absurdo como elocuente.
No importan tanto las demandas como doblar al gobierno, otra vez, por vía del chantaje.
Rubén Núñez , líder de la Sección 22, advierte que nadie podrá detener a la CNTE: “Llevamos siete meses sin interlocución con los gobiernos federal y estatales; han demostrado cerrazón; la Reforma Educativa no tiene el consenso de quienes somos los responsables de ejecutarla; el Estado no puede, ni aunque quiera, sustituir a 200 mil maestros disidentes“ –según cifras alegres.
Ante la amenaza de despido masivo anunciada por Aurelio Nuño: dejar sin maestros a los niños de la noche a la mañana es abierto desafío.
¿Para provocar el uso de la fuerza?
«No nos pueden despedir porque somos muchos y vamos a buscar negociar (…) queremos al subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda, quien sabe cómo ‘apapacharnos’, no queremos platicar con Aurelio Nuño porque es muy rudo».
Ahí está el centro de gravedad de la protesta.
La Coordinadora pretende golpear al secretario de Educación Pública sacándolo de la jugada, llevando el debate al terreno que algún día les dio resultados. Por eso sitian Gobernación.
Pero el tiempo no pasa en vano.
Hoy se ve imposible que Aurelio Nuño suelte los hilos políticos del conflicto, a riesgo de permitir que en las oficinas de Osorio Chong se negocien los acuerdos que terminen por desinflarlo, como ocurrió con Emilio Chauyffet, lo cual sería catastrófico para las aspiraciones presidenciales del joven secretario.
La estrategia política de la CNTE tiene lógica: minimizar al secretario de Educación y provocar una confrontación entre dos de los personajes más poderosos del gabinete presidencial.
¿Los maestros desafiantes pretenden dividir para vencer?
Veremos quien muerde el anzuelo.
EL MONJE MEMORIOSO: Se cumplieron seis años del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, ocurrido la víspera del día del maestro, en 2010. Siete meses y seis días duró aquel infierno. Plagio que no mata fortalece. Hoy el Jefe Diego es hombre libre; sin miedos. Los secuestradores tuvieron su osamenta… nunca su espíritu.