El torero mexicano, Rodolfo Rodríguez, El Pana, quedó tetrapléjico por una cogida sufrida a principios de mes, por lo que no puede moverse, ni hablar de manera fluida ya que la respiración asistida se lo impide. Pero ha reunido las pocas fuerzas que aún le quedan y ha pedido a su familia y a los médicos que le dejen morir.
Los médicos han decidido evitar cualquier encarnizamiento terapéutico. Saben que la vida del paciente pende de un hilo.
Supo entonces, sin perder en ningún momento la consciencia, que ya nunca más se movería ni respiraría por sí mismo. “Las lesiones son irreversibles, no hay curación posible”, detalla el director del hospital, Francisco Martín Preciado Figueroa.
En ese estado, el matador empezó a comunicarse con familiares y médicos. Movimiento de labios, susurros casi inaudibles, miradas, parpadeos, incluso sonrisas. Así hizo saber su última voluntad: “Doctor, déjeme morir”.
Desde que El Pana hizo su petición, ha perdido interés por el mundo. Sus latidos son cada vez más lentos y la fiebre no le abandona. “No quiere comunicarse, cierra los ojos y evita mirarte”, dice el médico.
Fuente: El Paìs