Por generaciones, la familia de Denis ha bailado el Carnaval de Huejotzingo, una fiesta que desde 1868 enaltece el arrojo de los soldados indígenas en la Batalla de Puebla.
“Las madres no estamos para recibir regalos, sino para darlos. La historia de mi país y de mi familia es el tesoro que entrego a mis niños… Verlos orgullosos de sus raíces es mi satisfacción”, aseguró.
“He venido para acompañar a mis paisanos, que no han visto a sus madres por décadas. Este es mi regalo para ellos en un día tan especial”, comentó. “Ellos no pueden regresar, pero nosotros venimos con mensajes de amor de sus familias, regalos y recuerdos”.
El Día de la Madre se conmemora el 10 de mayo en México, pero Morales celebró por adelantado y lo hizo danzando a son de tuba y tambora.
“Como madre, entiendo el pesar de mis paisanos. Ellos danzan para alegrar el corazón, y así estar cerca de sus madres de alguna manera”, dijo. “Muchos inmigrantes aprendieron esta danza de sus madres, incluso visten los atuendos que ellas mismas les bordaron”.
Un vestuario original implica un año de bordado y puede costar hasta $3,000 dólares. Para José Celestino, un danzante que no ha visto a su madre por 17 años, usar el vistoso traje es vestir con sus caricias.
“Mi mamá bordó parte de mi atuendo y lo llevo con amor, porque parte de ella está en cada puntada”, dijo.
Celestino, con tres niños nacidos en New Jersey, no espera volver a Puebla hasta que sus hijos se gradúen de la universidad.
“Duele que mi madre no conozca sus nietos, pero yo les transmito nuestra cultura. La danza es una forma de estar juntos como familia”.
Los organizadores del Desfile del 5 de Mayo comentaron que anualmente, un grupo de danzantes de Huejotzingo viajan a Passaic para servir como puente entre las familias y los inmigrantes.
Fuente: Univisión