Según experimentos desarrollados por científicos de la UNAM, vivir en un ambiente donde los estímulos sensoriales invitan a aprender todos los días protege al cerebro de desarrollar problemas como la diabetes.
Martín Gustavo Pedraza Alva y Leonor Pérez Martínez, investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM, realizaron un estudio en ratones obesos con una dieta alta en azúcares y grasas, pero en un ambiente con juegos, texturas y un espacio amplio para convivir.
A dos meses del experimento, los científicos encontraron que todos los ejemplares que vivieron en este ambiente mostraron mayor tolerancia a la glucosa y eran menos resistentes a la insulina, respecto a otro grupo de ratones que estuvieron en un ambiente sin estímulos, aunque peso y tamaño eran iguales.
Aún cuando México es uno de los países que presentan mayores índices de obesidad en el mundo, todavía existe la posibilidad de que un grupo de esas personas no desarrolle diabetes si tiene los estímulos suficientes, consideró Pérez Martínez.
«Fortalecer o promover la cultura, la socialización entre los individuos, un buen funcionamiento familiar, todo repercute y ayuda», agregó la investigadora.
En naciones europeas, detalló, se están implementando ambientes enriquecidos en los hospitales y en el tratamiento de personas con trastornos psiquiátricos o cáncer, pues tiene efectos muy benéficos.
«Nuestra propuesta es invitar a las autoridades para tomar en cuenta que estos ambientes son muy saludables. Fortalecer o promover la cultura, la socialización entre los individuos, además de un buen ambiente familiar, favorecen el buen funcionamiento del sistema nervioso», detalló.
Pacientes con cáncer en Estados Unidos tienen acceso a ludotecas donde se les fomenta la lectura, participar en juegos, talleres y donde pueden hablar con otras personas, precisaron ambos investigadores.
Al generar un ambiente enriquecido, precisaron, siempre se debe buscar la novedad.
«Inclusive, si yo como individuo tengo una rutina, llegará un momento en que nada me estimula porque nada es novedoso, así que debo romper con ella y hacer algo este fin de semana, como ir a caminar, andar en bicicleta, ir al parque, la novedad es lo que nos ayuda», añadió Pedraza Alva.
Al aprender algo nuevo, las conexiones sinápticas se fortalecen y la calidad de vida que enfrentará una persona en la tercera edad será mucho mejor que la de una persona que no enfrenta cosas nuevas, estimó Pérez Martínez.
Ofrecer un ambiente enriquecido a un niño y mantener estos estímulos en la adolescencia y la edad adulta permitirá que sean adultos mayores mucho más sanos, afirmaron.
Fuente: Zócalo