Hay que tener en cuenta la edad, la salud y el estado físico, entre otros factores. Aunque en principio no hay una edad establecida, los médicos desaconsejan a la mujer someterse a este tipo de tratamientos a partir de los 50 años.
Las técnicas más utilizadas son la inseminación artificial, fecundación in vitro (FIV) y la microinyección espermática ICSI.
Es la administración por vía oral o subcutánea para estimular la ovulación. Cuando los folículos maduran se administra medicación para favorecer la ovulación y programar las relaciones de pareja. Suele ser el tratamiento más recomendado en el caso de alteraciones de ovulación.
La inyección espermática introcitoplásmica o ICSI (siglas en inglés de Intra Cytoplasmic Sperm Injection) es el procedimiento de reproducción asistida en el que se introduce un espermatozoide en el ovocito mediante el uso de una microaguja.
Un tipo específico de fecundación in vitro.
La inseminación artificial es un sencillo procedimiento de reproducción asistida que se base en colocar de manera artificial los espermatozoides en el útero de la mujer para conseguir una gestación. Por su parte, la fecundación in vitro es una técnica que se basa en la fecundación de los ovocitos por parte de los espermatozoides y su posterior desarrollo en embriones. Se realiza en el laboratorio reproduciendo al máximo las condiciones naturales.
Es una de las técnicas de fecundación in vitro en la que el óvulo a fecundar procede de una mujer donante y que, previamente, ha sido seleccionado.
Lógicamente, ante cualquier terapia o procedimiento médico hay que tener en cuenta, aunque sean bajos, los posibles riesgos. Así, cuando la mujer se somete al procedimiento de estimulación ovárica puede producirse el denominado síndrome de hiperestimulación ovárico. También existe una mayor probabilidad de embarazo múltiple, embarazo ectópico o aborto espontáneo.
Fuente: EllaHoy