Petróleos Mexicanos recorre un doloroso viacrucis financiero; asoma al borde de un pozo profundo.
El “ajuste” de 100 mil millones de pesos al presupuesto de Pemex –ordenado por la Secretaría de Hacienda– es un boquete que corresponde exactamente al tamaño del desplome del precio del crudo mexicano en los mercados. Aún cuando este año sigan vigentes las coberturas petroleras, para el entrante nada es seguro sin ese seguro .
La cifra de 50 dólares por barril –calculada al inicio de año– de sueño guajiro acabó en pesadilla. Cada barril se venderá –si bien nos va– a 25 dólares.
Al Consejo de Administración de la empresa no le queda otra sino sumirse y sumarse ante el recorte anunciado por el titular de Hacienda; buscar con urgencia precisamente las salidas de emergencia.
–¿Como por dónde ?
Habrá “guillotina” para 25 mil empleados “de confianza” y eventuales; los trabajadores sindicalizados seguirán siendo intocables, en oficios y beneficios. A corto plazo se pospondrán proyectos de cuestionada productividad. ¿Adiós a exploración en aguas profundas y quizá a Pemex Refinación que dejó de ser rentable.?
Pero la jugada más inmediata será determinar cómo se pagarán las deudas pendientes con proveedores que deben a otros proveedores, muchos de ellos endeudados con instituciones financieras desesperadas. Es la crisis de toda una cadena productiva, reconoce José Antonio González Anaya, director general de la empresa. (Pemex debe a contratistas 7 mil millones de dólares –126 mil millones de pesos–, el 7 por ciento de la deuda total, según analistas financieros de Bloomberg).
El reto de Pemex es cumplir obligaciones sin caer en la insolvencia, advierte González Anaya.
¿Se vislumbra otro recurso que no sea financiar a Pemex con nuestros impuestos?
Superpepetoño es experto en apagar toda clase de incendios financieros; entiende la gravedad del problema aunque en público suene optimista al decir que hay suficientes reservas probadas y probables, así como activos valiosos para la transformación de productos petrolíferos.
Al contrario, pesimistas alegan que Pemex es un barril sin fondo.
EL MONJE DUDOSO: Analistas cuestionan el recorte al gasto público. Dicen que de preventivo no tiene nada; de desesperado, mucho. Aseguran que Hacienda están poniendo toda la carne al asador y se puede quedar sin herramientas cuando las cosas que están mal se pongan peor. ¿Todo para enviar señales de certeza, buscar estabilidad y evitar que el peso se siga hundiendo, aun cuando eso signifique sacrificar aun más el raquítico crecimiento?