Aunque decir mal las palabras podría despertar risa en familiares y amigos, puede suceder que el asunto continúe y progresivamente se pierda el habla. Algunos pacientes terminan convirtiéndose en mudos debido a la apraxia primaria y progresiva del habla, trastorno que se relaciona con una enfermedad neurológica degenerativa.
Durante la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Washington, D.C., el neurólogo Dr. Keith Josephs y del patólogo del lenguaje Dr. Joseph R. Duffy, ambos investigadores de Mayo Clinic, presentaron el trabajo titulado “Las palabras me salen mal: cuando el pensamiento y el lenguaje se desconectan del habla”, investigación en la que han invertido más de una década en descubrir indicios de la apraxia del habla.
Los pacientes mismos e incluso muchos profesionales de la salud no reconocen la apraxia del habla y por ello, normalmente el tratamiento se busca cuando la enfermedad ya está en etapas avanzadas, explica el Dr. Josephs. A medida que ésta avanza, a menudo se la diagnostica mal como enfermedad de Alzheimer o como esclerosis lateral amiotrófica. Incluso se sabe que un paciente recibió inyecciones de Botox en las cuerdas vocales, administradas por un médico que creyó que el problema era de espasmos musculares de la laringe. A la apraxia del habla se la ha diagnosticado hasta de enfermedad mental.
“Debido a que primero se presenta como un problema ‘solo’ del habla, a algunas personas se les dice que ‘es algo que está en su cabeza’. Lo hemos visto y es muy triste”, resalta el especialista.
Cuando la causa es un accidente cerebrovascular, la apraxia del habla normalmente no empeora y hasta puede mejorar con el tiempo. Sin embargo, a la apraxia del habla generalmente no se la reconoce como una afección distinta y capaz de desarrollarse en un trastorno neurológico que genera problemas que empeoran a medida que transcurre el tiempo con el movimiento de los ojos, el uso de las extremidades, la marcha y las caídas.
“Deseo que la moraleja no sea que ésta es una afección benigna, sino que se trata de una enfermedad asoladora, que en cierto sentido es peor que la enfermedad de Alzheimer que no suele afectar ni el equilibrio ni la marcha sino hasta un estado más avanzado”, advierte el Dr. Josephs. “Esta enfermedad puede empezar con algo tan simple como la imposibilidad de pronunciar algunas palabras y seis años después, requerir pañales, no poder hablar ni caminar y babear”, añade el doctor.
La ventaja de diagnosticar pronto y correctamente la enfermedad es la posibilidad de administrar la terapia adecuada a la persona. “Sería bueno que la gente reconociera los cambios en el habla que pueden ser las primeras señales de esta enfermedad neurológica. Por ello, una parte importante del tratamiento es informar acerca de la afección”, añade el Dr. Duffy.
Si bien la terapia del lenguaje no revierte ni detiene el avance de la apraxia, permite desarrollar compensaciones para pronunciar mejor los sonidos. Las personas con apraxia del habla también pueden usar computadores o textos como medio de comunicación alterno.
Fuente: Omnia