Los periodistas y los medios de comunicación han dado un sinfín de argumentos para películas a lo largo de la historia en los que se ha mostrado no solo la dinámica laboral del periodismo sino también se ha hecho crítica a algunos de sus aspectos.
El día de ayer llegó a las salas de cine nacionales Spotlight, de Tom McCarthy, uno de los filmes más destacados de los últimos meses y que figura dentro de las cintas nominadas a Mejor Película en la próxima entrega de los Premios Oscar.
Con motivo de la trama sobre la investigación de un grupo de periodistas del diario The Boston Globe que revelan cientos de casos de pederastia por parte de sacerdotes de la Iglesia católica, Crónica hace un recuento de algunos de los filmes más destacados y que mejor han ilustrado el periodismo en la pantalla grande.
Quizás la primera cinta en mostrar el mundo periodístico fue Un gran reportaje (1931), del realizador Lewis Milestone, en la que sería la primera de cuatro adaptaciones al cine de la obra de teatro de Ben Hecht y Charles MacArthur, The Front Page. En este filme se aborda la pasión por el oficio de ser periodista cuando el director de un periódico de Chicago convence a uno de sus mejores reporteros de seguir el caso de un condenado a muerte para que no se mude a Nueva York.
Posteriormente llegaron otros interesados en el mundo de la información como fue el caso del aclamado Frank Capra, quien en 1934 estrenó Sucedió una noche, en la cual se habla de la odisea de un reportero por contar una historia de amor que tiene en medio una herencia familiar. El mismo Capra regresaría a este mundo con Gary Cooper a la cabeza del reparto de Meet John Doe, sobre una nota falsa que sale a la luz en medio de la crisis de un periódico.
En esa época llegaron dos de los filmes más significativos en torno al tema. El caso más destacado fue el del extraordinario debut en cine de Orson Welles con su filme El ciudadano Kane (1941) que sigue la historia de enredos que surge a partir de la muerte del magnate de prensa Charles Foster Kane, mientras que el otro filme es Luna nueva (1940), de Howard Hawks que por primera vez explora el periodismo desde el punto de vista de una mujer.
En la década de los años 50 se muestra también el interés de uno de los grandes cineastas por el periodismo. Billy Wilder se adentra en El gran carnaval para contar la historia de Chuck Tatum (Kirk Douglas), un talentoso periodista neoyorquino de un diario local que persigue una noticia de su vida con repercusión nacional.
En ese tiempo el alemán Fritz Lang nos muestra en Mientras Nueva York duerme (1956), la feroz competencia interna de un diario por conseguir la historia de un asesino en serie; mientras que otros como William Wyler continuaron con el seguimiento de historias de vida con La princesa que quería vivir (1953) y otros como Richard Brooks muestran las artimañas de sobrevivencia de un periódico con tal de mantenerse vigente en Deadline – U.S.A. (1952).
Entrados los 60, Federico Fellini nos muestra un retrato del glamour de Roma con el clásico del séptimo arte La dolce vita (1960) a través de la historia de Marcello Rubini (Marcelo Mastroianni), mientras que en esa década también destaca el estreno de la adaptación al cine de A sangre fría (1967), nuevamente con Richard Brooks en la dirección, basada en la novela homónima de Truman Capote que es resultado de la investigación de unos asesinatos.
En la década siguiente tenemos cuatro filmes que destacan: Por un lado el caso de Todos los hombres del presidente (1976), de Alan J. Pakula, que posiblemente sea el más representativo de los filmes sobre el periodismo en el cine. Se aborda la historia de Bob Woodward (Robert Redford) y Carl Bernstein (Dustin Hoffman), reportero de The Washington Post, comienzan a investigar lo que parece ser un simple allanamiento del cuartel general del Partido Demócrata en Washington. Sus descubrimientos desencadenan el llamado ‘caso Watergate’, que provocó la dimisión del presidente Richard Nixon.
Los otros filmes que se estrenaron fueron Primera plana (1974) de Billy Wilder, quien cuenta su propia versión de The Front Page mencionado anteriormente en los años 40; Profesión reportero (1975) de Michelangelo Antonioni sobre un desilusionado periodista y una peligrosa investigación sobre las intrigas políticas internacionales y Network, un mundo implacable (1976) de Sidney Lumet, que es un análisis sobre el poder de la televisión.
Filmes como Los gritos del silencio (1984) de Roland Joffé, Grito de Libertad (1987) de Richard Attenborough y El año que vivimos peligrosamente (1983) de Peter Weir nos mostraron el trabajo de un periodista como corresponsal de guerra; Detrás de la noticia (1987) de James L. Brooks hizo un retrato de la ambición en la televisión y Ausencia de malicia (1981) de Sydney Pollack mostró el enfrentamiento de un periodista contra la mafia.
En esa década también llegaron otros filmes como Bajo el fuego (1983) de Roger Spottiswoode sobre el famoso fotógrafo Russel Price (Nick Nolte) y el reportaje que realiza en la Nicaragua de 1979 contra el dictador Anastasio Somoza; además de Reds (1981) de Warren Beatty sobre la vida del periodista John Reed.
En los siguientes años se abordó el periodismo desde diferentes posibilidades dramáticas, algunos conservaron la fascinación por mostrar casos de periodistas como en Íntimo y personal (1996) de Jon Avnet en donde Michelle Pfieffer se pone en la piel de Tally Atwater o en El informe Pelícano (1993) de Alan J. Pakula, protagonizado por Denzel Washington.
Otros en cambio decidieron mostrar la maquinaria sobre cómo funciona el periodismo cotidiano como Ron Howard en El periódico (1994), protagonizado por Robert Duval y Michael Keaton, o de una manera cómica se abordaron las artimañas de algunos medios para encubrir las decisiones políticas como lo mostró Barry Levinson en Escándalo en la Casa Blanca (1997).
Otros como Costa Gavras decidieron mezclar el drama con la acción como lo mostró en su filme El cuarto poder (1997), en la que un veterano reportero (Dustin Hoffman) busca recuperar su prestigio con la crónica de un secuestro; o el caso de Miedo y asco en Las Vegas (1998) de Terry Gilliam que muestra en una comedia negra los excesos de un periodista mientras persigue un caso.
Entrado el nuevo siglo, los periodistas y los medios de comunicación han sido un tema frecuente en la pantalla grande. El primer caso destacado fue Casi famosos (2000) de Cameron Crowe, quien revive su pasado para hacer un homenaje al periodismo musical tras su paso en la revista Rolling Stone y sus andanzas de juventud.
Un caso importante fue el de El fabulador (2003) de Billy Ray, basado en un artículo de Vanity Fair escrito por H. G. Bissinger, en el que se narraba el rápido ascenso como periodista de Stephen Glass en The New Republic a mediados de la década de 1990 y su hundimiento al conocerse que sus historias eran un fraude.
Nuevamente Michael Keaton se convirtió en un reportero para Fuego sobre Bagdad, una cinta para HBO sobre unos enviados especiales que deciden transmitir en directo los bombardeos.
Después siguieron los casos de biopics sobre periodistas como Verónica Guerin (2003) de Joel Schumacher y Capote (2005) de Bennett Miller, en las que Cate Blanchett y Phillip Seymour Hoffman dieron vida a los periodistas que dan título a los filmes. Mientras que otros como Buenas noches y buena suerte (2005) de George Clooney mostraron nuevamente la lucha del periodismo contra la política.
El periodismo se tomó en cintas con más acción, suspenso y drama como en Diamantes de sangre (2006) de Edward Zwick, en donde Jennifer Connely interpreta a una periodista que se involucra en la investigación del contrabando de piedras preciosas o el caso de Zodiac (2007), en las que un asesino en serie utilizaba a los diarios para dar pistas a sus perseguidores sobre sus víctimas.
Otros filmes del nuevo milenio que destacaron por su temática fueron El desafío: Frost contra Nixon (2008), de Ron Howard; Historia de un crimen (2006) de Douglas McGrath, La sombra del cazador (2007) de Richard Shepard, Ladrones por corderos (2007) Robert Redford y La sombra del poder (2009) Kevin Macdonald.
En los últimos cinco años destacan cinco títulos antes de la llegada de Spotlight. Primero el realizador Stephen Frears cuyos últimos filmes giran en torno al periodismo como en Philomena (2013) en donde un periodista sale de su rutina para seguir una historia que lleva guardada casi 50 años y luego en la ficción de The Program (2015) en donde da una versión de lo que ocurrió en el caso de dopaje del ciclista Lance Armstrong a través de la investigación de un periodista deportivo.
Los otros casos datan del 2014, cuando Jake Gyllenhaal protagoniza Nightcrawler (2014) de Dan Gilroy, quien nos muestra la historia de un periodista de nota roja que para alcanzar el éxito hace hasta lo imposible porque sus historias sean espectaculares, incluso si tiene que remover un cuerpo para la foto y otro filme es Matar al mensajero (2014) de Michael Cuesta, basado en la historia real del periodista estadounidense Gary Webb, que puso en evidencia las conexiones de la CIA con el mundo de la droga.
Finalmente cabe destacar dos filmes mexicanos en torno al tema del periodismo. El primero de Emilio El Indio Fernández, en 1953 cuando estrenó Reportaje, sobre la competencia periodística que impone un editor para contar la mejor noticia en el último día del año y posteriormente Leyenda de una máscara (1991) de José Buil, sobre como un periodista investiga la verdadera identidad de un luchador que recién falleció.
Fuente: Crónica