Sin oposición alguna, la creación de la Secretaría de Cultura pasó la aduana del Congreso. De la presentación de la iniciativa a la promulgación pasaron solo dos meses y medio.
Separar el Sistema de Creadores del aparato educativo es magnífica idea. La reforma educativa absorbe por completo esfuerzos y recursos de la SEP. El reto político y operativo de cambiar a fondo el complejo andamiaje de la instrucción a millones de niños y jóvenes es tarea más que suficiente para la dependencia con mayor presupuesto de la administración pública.
Por eso, ahora la cultura –entendida como el triunfo de la inteligencia sobre el vacío– comerá aparte. El Presidente Peña promete democratizarla sin más burocracia ni más gastos, con respeto a los derechos de los trabajadores; “no habrá ajustes ni despidos y las relaciones laborales no deben verse afectadas”.
Pero en la práctica el cambio no será tan simple.
Colocar en una nueva canasta al Instituto Nacional de Bellas Artes o al Instituto Nacional de Antropología e Historia será un pasaporte al conflicto. Para nadie es secreto que la política cultural no está exenta de ambiciones y luchas palaciegas. No faltarán camarillas y sindicatos rijosos que pelearán el control de becas, apoyos y presupuestos destinados a la investigación y creación artística.
Queda en la incógnita lo que pasará con los medios de comunicación bajo tutela de la SEP, sobre todo el Canal 11 del IPN.
Todo apunta a que en la rifa del gato culto había ganador desde antes de que se repartieran los boletos. Rafael Tovar y de Teresa –titular de CONACULTA– parece tener en la bolsa el título de Secretario de Estado, a menos que ocurriera una sorpresa mayúscula.
DATO DURO: Me dice un experto: “¿Por qué la reforma política del DF podría convertirse en un boomerang político para quienes hoy la festejan? 1. Por el principio federalista que establece libertad y soberanía de los Estados; 2. Por el principio municipalista que establece la libertad de determinar el gobierno interior y todas las facultades del 115 y 116 constitucionales. La excepción de ambos principios es el DF por ser asiento de los poderes de la Unión. La CDMx seguirá gobernada con el interés de la seguridad nacional, estabilidad y control político. Para elevarla a la categoría de un verdadero Estado, y hacer histórica una reforma profunda, debieron eliminar esa concentración de poder y modificado de fondo el artículo 122.” Muchos intuyen que la reforma política del DF no traerá ningún beneficio palpable.