Esta noche, la Iglesia católica celebra la Natividad, la conmemoración litúrgica del supuesto nacimiento de Jesús en Belén. Pero Cristo no nació la noche del 24 de diciembre hace 2016 años. Las referencias en los evangelios permiten situar en el tiempo al predicador judío real que, según la mayoría de los académicos, inspiró el Cristianismo. Herodes el Grande reinó en Judea del año 37 al 4 antes de la Era Común. Herodes Antipas, su hijo, fue jerarca desde ese último año hasta el 39 después de la Era Común. Y Poncio Pilato fue el prefecto romano de Judea del año 26 al 37.
“Generalmente, se calcula que Jesús nació algo antes de la muerte de Herodes el Grande en el año 4 antes de la Era Común. Una fecha entre el 6 y el 4 antes de la Era Común concordaría con esa información histórica, como asume el relato de Mateo del nacimiento, y con la tradición de Lucas 3.23 de que Jesús “tenía unos 30 años” en el decimoquinto año del emperador Tiberio, estimado el año 27 o 28 de la Era Común”, expone el teólogo James Dunn en su monumental obra Jesús recordado. El cristianismo en sus comienzos.
El evangelio de Lucas sugiere que el nacimiento de Jesús no fue en invierno, sino en primavera o verano
Cristo nació cinco años antes de Cristo, viene a decir Dunn, profesor de Teología en la Universidad de Durham (Reino Unido) y autoridad mundial en el estudio del Nuevo Testamento. No nació hace 2015 años, ni tampoco la noche del 24 de diciembre. “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño”, narra el evangelio de Lucas. En la ciudad palestina de Belén, donde según la tradición nació Jesús, los meteorólogos pronostican esta noche una temperatura mínima de 4 grados. Como subrayan los estudiosos, los pastores no sacan al ganado en pleno invierno. El predicador judío habría nacido, por lo tanto, más bien en primavera o verano, como sugiere Edwin D. Freed, profesor emérito de estudios bíblicos de la Universidad de Gettysburg (EE UU), en su libro The Stories of Jesus’ Birth (Las historias del nacimiento de Jesús).
En su Diccionario de la Biblia, el teólogo británico W. R. F. Browning recuerda que en sus comienzos, la Iglesia no celebraba el nacimiento de Jesús y desconocía la fecha. Pero, en el siglo IV, la Iglesia de Roma decidió fijar un día y designó el 25 de diciembre “porque había sido el día del festival pagano del Sol Invictus, cuando el invencible Sol triunfaba cada año frente a la oscuridad del invierno y los días volvían a ser más largos”.
El polémico superventas Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana pone sobre la mesa otro posible origen del 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Cristo. Sus autores, el filósofo Tim Freke y el historiador Peter Gandy, defienden que no existió un Jesús histórico, sino que el personaje surgió de la reinterpretación de otras deidades anteriores, también nacidas de una virgen un 25 de diciembre, una fecha habitual en diferentes religiones por su cercanía al solsticio de invierno.
Colin Humphreys, físico de la Universidad de Cambridge, no lo tiene tan claro. Pese a que admite que el evangelio de Mateo se escribió en el año 80 después de Cristo, medio siglo después de su muerte, Humphreys cree que muchas de sus referencias históricas son ciertas, incluso la estrella de Belén, el astro que supuestamente guió a los tres magos al lugar de nacimiento de Jesús. En un artículo publicado en 1991 en la revista científica Quarterly Journal of the Royal Astronomical Society, Humphreys, apoyándose en registros astronómicos de las antiguas civilizaciones chinas, propone que un cometa observado durante 70 días en el año 5 antes de la Era Común pudo ser la estrella que menciona Mateo. Jesús habría nacido entre el 9 de marzo y el 4 de mayo del año 5 antes de Cristo.
El físico Albert Einstein también opinó sobre la verosimilitud del relato bíblico, en una carta fechada el 3 de enero de 1954 y enviada al filósofo Eric Gutkind. “La Biblia es una colección de leyendas honorables, aunque primitivas, y en cualquier caso bastante infantiles”, escribió el científico que revolucionó nuestra concepción del espacio y el tiempo.
Fuente: El País