Arturo Escobar, señalado como probable responsable de haber cometido delitos electorales, fue exonerado por la justicia.
La decisión desata tormentas.
El ex Subsecretario de Gobernación para la Prevención del Delito y Participación Ciudadana –ex vocero del Partido Verde– estaba acusado por la Fiscalía Especializada en la Atención de Delitos Electorales (FEPADE). La Jueza 11ava de lo penal, Rosa María Cervantes, no encontró pruebas suficientes para dictar la orden de aprehensión solicitada por el fiscal Santiago Nieto contra el ex funcionario, lo cual implica que Arturo Escobar queda “limpio” de polvo, paja y sospecha.
Quien queda como el cohetero es el titular de la FEPADE, quien hace dos semanas filtró a la prensa el contenido de la indagatoria, lo cual derivó en una denuncia del Partido Verde ante la PGR bajo el argumento de que Nieto, al ser designado por el Senado, ocultó su lealtad con el PRD lo cual implica dolo, además de haber incumplido el principio de presunción de inocencia y por ende violentado el debido proceso de Escobar.
Ahora el escandaloso asunto, plantea varios dilemas de difícil solución.
En estricto sentido justiciero, Arturo Escobar –quien se separó voluntariamente del cargo público para facilitar la investigación en su contra– debería ser reinstalado en su oficina de Bucareli, tras confirmarse que no tiene deudas con la ley, pero al mismo tiempo, su readmisión dentro del Gabinete agitaría el enjambre de las alborotadas abejas comentócratas, oenegetócratas y tuitócratas que lo han prejuzgado y pre-condenado. El Gobierno ahí tiene un conflicto.
El otro dilema lo encarna el fiscal Santiago Nieto, a quien priistas y verdes acusan de tramposo.
El titular de la FEPADE parece tener dos opciones: la mala y la peor. Quedarse en el cargo, manchando el prestigio de la institución, o renunciar por vergüenza –lo cual podría ocurrir en cualquier momento– dada la fallida investigación contra el aliado verde del PRI.
Nieto verá la manera de señalarse como víctima de una venganza instrumentada por la mafia del poder, delo por seguro.
Lo que hace unos días era muestra de valor y autonomía al poner en el banquillo de los acusados a un probable delincuente ahora se revierte en perjuicio de la credibilidad de la FEPADE.
Santiago Nieto tiene la soga al cuello.
EL MONJE LOCO: La Secretaría de la Función Pública afila cuchillos en caso de que Santiago Nieto sea denunciado por omitir deliberadamente sus vínculos con el perredismo, lo cual por cierto pocos ignoraban, dicho sea de paso.