Arturo Escobar ha sido señalado como probable delincuente electoral, víctima de la ley de la gravedad que aún no ha sido reformada.
Así lo hace parecer el titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales de la PGR.
Me explico.
El Güero se va por la vía de la vergüenza sustentada en una investigación por el probable delito de delincuencia electoral, al haber autorizado la compra ilegal de tarjetas intercambiables por votos a favor del Partido Verde, lo cual fue denunciado por el PAN el 13 de marzo, y por el PRD, en abril.
El fiscal Santiago Nieto logró documentar la acusación contra Escobar y adelanta haber solicitado una orden de aprehensión ante un juez federal.
Eso no quita que Arturo Escobar sea el funcionario más incómodo del gobierno federal, no por incapaz, sino por su mala fama como ex líder de la Banda del Tucán a quien, aun así, el régimen peñista optó por pagar los favores recibidos por su lealtad electoral al nombrarlo de manera imprudente a un cargo público. Sin duda el Partido Verde logró quitarle votos a los opositores del PRI en las pasadas elecciones federales, y eso cuesta. Pero eso es estridencia política.
Es cierto que la renuncia del subsecretario Arturo Escobar –dizque para facilitar el curso de las investigaciones– le quita a al Presidente de la República un lastre. No faltará quien argumente una maniobra oficial para lavar la cara del gobierno, mandar el mensaje de que nadie puede estar por encima de la ley, y de paso quitarse de encima a un funcionario incómodo
Pero más bien la cosa va por otro lado. Olería a revancha política.
Ha trascendido el encabritamiento de la Procuradora General de la República, Arely Gómez, al enterarse que el fiscal Santiago Nieto optó por la libre al revelar la acción ministerial por adelantado, lo cual podría ser delito por violación al debido proceso del acusado Arturo Escobar.
La conducta del fiscal Nieto podría explicarse por su cercanía política con el panismo y otras fuerzas opositoras al PRI-Gobierno. Es otra hipótesis.
También podría interpretarse como una reacción concertada para diluir el efecto de liderazgo que otorgan algunas encuestas al secretario de Gobernación, colocado por ahora a la cabeza de los pre-candidatos tricolores a la Presidencia. También es hipótesis.
El hecho es que la suerte Escobar está echada y la imagen del Partido del Tucán, manchada. Huele a azufre.
EL MONJE LOCO: El antipático Arturo Escobar sabe que librarla está verde. Mientras, solicita no ser juzgado a priori y reclama la presunción de inocencia y no todo lo contrario.