Como patada de mula cayó en la Presidencia de la República el anuncio de recortar el 15 por ciento de los recursos de la Iniciativa Mérida asignados por Washington.
A través de la Cancillería, el Gobierno condena la decisión unilateral estadunidense que justifica actuar de esa manera dada la pésima situación de los Derechos Humanos prevaleciente en nuestro país.
Durante 16 años (1986-2002) nos rasgamos las vestiduras por el odioso proceso de certificación practicado por EU para evaluar nuestra eficiencia en el combate al narcotráfico; hoy no solo el Departamento de Estado nos tiene bajo la lupa.
El gobierno de Obama –rehén del Capitolio– por un lado, y la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) por el otro, hacen las veces de un Big Brother entrometido en nuestros usos, vicios y costumbres en materia de procuración de justicia.
El subsecretario de Gobernación Roberto Campa y el subprocurador de la PGR Eber Betanzos están en Washington incómodamente sentados en el banquillo de la CIDH; responden a los reclamos y pretensiones del grupo de expertos internacionales; defienden con todo la decisión de impedir que los militares del 27 Batallón de Infantería –destacamentado en Iguala– respondan preguntas de los extranjeros sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Los gringos otra vez nos traen de bajada; la nueva certificación disfrazada con la máscara derechohumanista es una versión recargada de aquella vieja práctica; el Tío Sam nos tiene cuidando su patio trasero y a la menor provocación aprieta la correa para meter más presión. La noche trágica de Iguala, la matanza de Tlatlaya, y hasta la última fuga de El Chapo, sirven de pretexto para que los legisladores puritanos saquen las tijeras, pongan en evidencia la ineptitud y corrupción de nuestras instituciones judiciales y de paso mantengan a nuestras autoridades sometidas; comiendo de su mano.
Pero el que se lleva se aguanta… ni modo; no hay de otra… por algo somos vecinos distantes.
EL MONJE LOCO: Notable decisión, el nombramiento de Salvador Jara como Subsecretario de Educación Superior; Si bien Jara no brilló como gobernador bombero de Michoacán, acotado como estaba por la intervención política federal, sí brilló como rector de la Universidad Nicolaíta; puso en orden a aquellos vándalos bárbaros. Ahora lo premian. Jara se cae para arriba; méritos le sobran para el nuevo cargo… y Aurelio Nuño enseña el colmillo para morder mejor desde la SEP en estos tiempos de cólera educativo.
1 comentario
No debemos alarmarnos con la mano peluda del gringo pues el prigobierno debe estar ya acostumbrado a ella,nada mas que el presente es tan mediocre que no a sabido manejarlo y si esta mas incado ante el gringo pues le esta entregando los recursos naturales de los mexicanos sin ninguna consulta publica.Ojala que en el 2018 entre gobernar un hombre o una mujer que sea honesto honrado y muy mexicano,características que no hay en el actual.