La aparición del nuevo video –con audio– de la fuga de El Chapo Guzmán provoca reacción en cadena, escándalo… y oportunismo.
El senador Alejandro Encinas, integrante de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional, reprocha la actitud de las autoridades federales por haber mentido, manipulado, ocultado y negado la evidencia, y en cambio sí haberla entregado a Televisa; amenaza con promover acciones penales contra aquellos que se han burlado del poder legislativo.
Media verdad es mentira completa.
Encinas miente porque si bien la comisión legislativa solicitó el video oportunamente, sabe de sobra que la autoridad está obligada a restringirla. El espíritu del artículo 59 de la Ley de Seguridad Nacional lo deja muy claro; informes y documentos cuya revelación indebida afecte la seguridad nacional, solo podrán darse a conocer cuando se encuentren concluidos.
“Nunca se ha negado la existencia de los videos”… compartirlos es otra cosa, responde al senador Encinas el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia.
Por cierto, el legislador –ex perredista– también malabarea con el artículo 60 de la misma ley al ofrecer datos que podrían estar vedados precisamente por razones de seguridad nacional, evitando su uso indebido al ser difundidos o referidos. Ojo con esa otra responsabilidad penal.
En lugar de atacar al secretario de Gobernación –quien está dispuesto a comparecer de nuevo por el caso Chapo– y a las dependencias responsables de “cuidar” al capo, porqué no mejor voltear a la PGR para buscar a los culpables de la filtración del video. Aun cuando esa institución ha condenado el hecho, no logra quitarse la sospecha de que el documento haya salido de sus propias oficinas.
A tres meses del gran escape vaya que “el hoyo” es grande y profundo, y El Chapo, un arma letal para el golpe bajo y el cobro de facturas entre funcionarios del Estado.
Mejor buscar al enemigo en casa.
El túnel por el que se fugó “Don Joaquín” –como lo llamaban los custodios con respeto– no mide kilómetro y medio; viene siendo un pasadizo sin fin; un pozo sin fondo.
EL MONJE LOCO: La politóloga Anabella Pezet Bátiz pide la palabra. Ayer escribí que ella milita en el Partido Nueva Alianza debí anotar que es priista desde hace 20 años. Mi colega en Excélsior afirma tener una larga amistad con Joel Ayala, líder de la burocracia nacional, sí, pero niega haber recibido dádiva alguna de su parte, como señalé inoportunamente. Cuentas claras, amistades largas; aplíquese la disculpa.