Tener una piel saludable y joven es el deseo de muchos, pero el logro no tantos. Es verdad que la contaminación y otros factores provocan daños que no están al alcance de nuestra mano, pero otros sí, como la exposición al sol y una dieta saludable.
Pero no son las únicas prácticas cotidianas que afectan al mayor órgano del cuerpo, también hay otras como el sedentarismo, no beber suficiente agua o no cumplir con una higiene adecuada.
Dormir con maquillaje. Por más cansada que estés, hay que limpiar el rostro y eliminar todo resto de maquillaje.
Durante la noche la piel tiene mayor capacidad de absorción, por tanto, puede llenarse de bacterias, polvo y químicos que favorecen la aparición de imperfecciones y arrugas tempranas.
Mala alimentación. Si son de las (y los) que no se fijan en lo que comen, tienes que saber que una carencia nutricional que puede afectar desde el organismo hasta la piel.
Aunque la mayor parte del tiempo lo ignores, la comida rápida influye en la aparición de alteraciones en la piel y hace que luzca más opaca.
Una salida es eliminar los excesos de azúcares, grasas y carbohidratos por más frutas, vegetales, cereales integrales y ácidos grasos esenciales.
Apretar los granos. Pueden ser toda una tentación, ¿o no? Parece simple apretarlos para deshacerse de ellos pero, en realidad, esto es un error.
Al comprimirlo es muy probable que el poro se infecte y se vuelva más grande; además, también existe el riesgo de dejar una cicatriz.
¿Qué hacer? Si los granitos te están invadiendo consulta al dermatólogo para que te recete un tratamiento adecuado.
Dormir mal. Más allá de todo lo complejo que esto resulta, también influye en la piel de forma directa: hace que se vea más opaca y le abre paso a la aparición de ojeras, arrugas prematuras y bolsas en el contorno de los ojos. Lo recomendable es que puedas dormir 7 u 8 horas sin interrupciones.
Falta de cuidado en la exposición al sol. La exposición excesiva a los rayos UV conlleva al desarrollo de manchas, arrugas tempranas y otras alteraciones. Además, está comprobado que este mal hábito es una de las causas principales de cáncer de piel.
El sedentarismo. Este hábito no solo influye en el peso y la figura, también tiene mucho que ver con el estado de tu piel.
Mediante la actividad física los vasos sanguíneos se dilatan, lo que permite que la sangre circule mejor por el cuerpo, obteniendo a la vez mayor luminosidad y elasticidad.
No beber suficiente agua. El líquido elemento es fundamental para conservar la hidratación de la piel y desempeñar muchas otras funciones del cuerpo.
Es cierto que la humectación de la piel depende en gran medida de las cremas de uso tópico; no obstante, tomar agua desempeña un papel importante que no debemos ignorar.
Así que, a Incrementar el consumo de agua a 6 u 8 vasos al día. Y, si no es mucho pedir, también puedes sustituir los refrescos comerciales por jugos, aguas frutales o infusiones.
Fuente: rosario3.com