Alrededor de 7.4 millones de habitantes y 2.2 millones de viviendas de la ciudad de México y de su área metropolitana se encuentran en la zona sísmica de mayor riesgo de la región, de acuerdo con el director general del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), Carlos Valdés.

Durante el Congreso Nacional de Sismología, que se lleva a cabo en la UNAM, Valdés agregó que hay 334 centros de salud y 5 mil 210 escuelas en la llamada zona sísmica tres, es decir, donde antiguamente se encontraban lagos y ahora hay suelos muy blandos que favorecen la amplificación de las ondas sísmicas.

Y si hoy hubiera un sismo igual a los de 1985, la ciudad de México sería vulnerable, de acuerdo con investigadores del Instituto de Ingeniería (II) de la universidad: habría daños a edificios viejos y mal mantenidos o nuevos que fueron construidos con deficiencias, en muchas zonas faltarían el agua, la electricidad y se saturaría la red telefónica, e incluso habría afectaciones al Metro.

Miguel A. Jaimes, investigador del II, indicó que aunque a 30 años de los sismos se realizaron muchas mejorías en las normas de construcción, éstas no siempre se cumplen. Dijo que hace unos años participó en un estudio del instituto que mostró que los planos presentados para solicitar las licencias de construcción no siempre son los que se usan para la obra y no hay manera de comprobar que los materiales propuestos en los proyectos de edificación fueron realmente empleados a la hora de levantar un inmueble. La impunidad es una de las causas del riesgo, afirmó en entrevista luego de su participación en el congreso.

Según cálculos del experto, difícilmente la ciudad se repondría en menos de 72 horas de un sismo fuerte, lo cual la califica de vulnerable. Y es que, explicó, hay varias factores de riesgo: grandes zonas del oriente y el sur de la ciudad se han urbanizado en las décadas posteriores a los sismos y hoy la ciudad cuenta con infraestructura que no existía en 1985. Se refirió a las instalaciones subterráneas de distribución de gas natural, que, dijo, están hechas con materiales resistentes, pero que aún no se ha visto cómo se comportarían en los suelos del DF durante un terremoto.

Fuente: La Jornada