«Yo no le temo a la competencia política,
le temo sí, a la incompetencia política».
Colosio
Ayer preguntábamos: ¿Cómo Beltrones no hay dos?
Pues resulta que no.
Manlio Fabio Beltrones será ungido por aclamación como nuevo líder nacional del PRI. Vencieron las viejas formas… y el pragmatismo del Presidente.
El placeo de Aurelio Nuño Mayer como opción de un cambio generacional, sólo fue cortina de humo… y muchos “búfalos” se fueron con la finta y a la “cargada” ante el dizque inminente “destape”. Parece que nadie leyó la biografía del poderoso Jefe de la Oficina de la Presidencia donde no aparece –ni en letra chiquita– algún cargo partidista previo, como demanda el artículo 156 de los estatutos del “tricolor”.
La decisión del mandamás a favor de Beltrones es una apuesta por la unidad en torno a la vieja certeza por encima de la joven promesa. No cabalgó la sorpresa; se equivocaron quienes creyeron que el liderazgo de Manlio olía a naftalina.
En medio de una profunda crisis de credibilidad, agravada por la “imperdonable” fuga de “El Chapo”, Enrique Peña Nieto requiere un capitán con el cuero curtido para conducir el barco priista en aguas turbulentas… y tiempos de cólera.
La decisión es crucial para el momento presente, para el año entrante en que habrá elecciones en 17 estados –para gobernador, en 12– y para mantener a “su” partido en el poder más allá de 2018… y para eso se requiere inteligencia, capacidad de operación y conocimiento del profundo mar político… y sus corrientes; un militante de ideología probada… y colmillo bien retorcido.
Beltrones no llega a competir; eso de la convocatoria abierta a la militancia para concursar el puesto es pura política ficción para envolver con celofán democrático una decisión incuestionable.
Retomo lo escrito ayer: “El diputado Beltrones está calificado como el político más completo del país con todo lo bueno y lo malo de su vasta experiencia. Si el sonorense no es el más completo, sin duda es uno de los más eficaces”. Estratega clave en acciones políticas cuando su partido quedó huérfano del poder durante la docena panista; astuto negociador de las reformas estructurales que se veían imposibles; soldado de lealtad incondicional hacia el inquilino de Los Pinos –no un empleado–, aunque sea visto con recelo por el círculo compacto del poder peñanietista.
EL MONJE LOCO: Antes de tomarse cinco días de vacaciones en Ixtapan de la Sal y Punta Mita, el Presidente de la República dejó todo muy bien planchadito.