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Primero y diez: El infierno de Dante

Publicado por
Héctor García

Por Bolivar Roblero

Dicen los que saben que la obra cumbre de Dante Alighieri, en realidad había sido llamada simplemente como “la comedia” , pero que Giovanni Boccaccio, quien se encargó de leerla, y difundirla, la bautizó como “divina comedia”; el valor del manuscrito de dante, radica en que representa la confrontación entre el pensamiento medieval teocéntrico, y el renacentista antropocéntrico.

Curiosamente, la obra, fue escrita en tres etapas; el primer cántico: el infierno redactado entre 1304 y 1307; el purgatorio entre 1311 y 1314 y el paraíso, entre 1318 y 1321, es decir que cada uno de ellos demoró 3 años en ser escrito, las tres partes, están subdivididas en 33 cánticos cada uno.

El número tres sigue presente en toda la obra: en el infierno, hay 3 niveles, a donde son colocados los pecadores, de acuerdo a sus faltas: en el primer nivel, el menos doloroso se ubican aquellos que pecaron sin darse cuenta, en el segundo los que pecaron por omisión, y en el tercer nivel el más profundo y cruel, aquellos que pecaron con toda premeditación, alevosía y ventaja.
Desde que apareció la “divina comedia” el terror de todos, pecadores y no, es el infierno.
La NFL tiene su infierno particular, en donde podemos colocar algunos equipos de gran calidad que se han quedado a un paso del paraíso de la victoria:

Los Broncos de Denver, que como dante recorrieron primero el infierno, con 3 derrotas: en el Superbowl, XXI 39 a 20 frente a los gigantes; al año siguiente en el tazón XXII volvieron a caer esta vez ante Washington 42 a 10; y 2 años después regresaron al juego grande, el XXIV para volver a caer 55-10 (la peor paliza en un Superbowl) frente a los 49’s.
8 años después John Elway y sus broncos llegaron al paraíso al ganar los Supertazones XXXII a Green Bay 31-24 y el XXXIII frente Atlanta 34-19.
En cambio, los Delfines de Miami de 1984, se quedaron a un paso de la gloria, tal vez en el purgatorio, era equipo poderoso y equilibrado, con una vocación ofensiva pocas veces vista, a lo largo de la temporada, dan marino y su equipo, implantaron varias marcas: 48 pases de anotación (la cifra más alta hasta entonces), 6 intercepciones (la cifra más baja para un QB), 5 mil 84 yardas en una sola temporada, todo ello se fue al olvido, cuando aquel equipo fracasó en su intento de conquistar el Supertazón XIX, ante los 49’s de Joe Montana.
Más abajo están los Vikingos de Minnesota de la década de los 70, con Frank Tarkenton a la cabeza, y una defensa que aún hoy en día es recordada como de las mejores que han existido: “los devoradores púrpura de gente” les llamaban. Esos poderoso Vikes perdieron el Superbowl VIII frente a Miami 24 a 7; regresaron un año después para perder el juego grande ante los Acereros 16 a 6; debieron pasar dos años para que Minny regresara al Supertazón, que volvieron a perder, esta vez ante Oakland 32-14. En 1998, una segunda generación de poderosos Vikes acarició la posibilidad de llegar al Supertazón XXXIII, pero cayeron en el final de conferencia ante Atlanta.
En el fondo del infierno, hallamos a un excelente equipo que dominó la conferencia americana durante la primera mitad de la década de los 90: los Bills de Buffalo, con Jimmy “el ametralladora” Kelly como mariscal de campo, uno de los mejores QB que la liga ha visto, combinado con un receptor abierto de época: Andre Reed y la ofensiva se complementaba con un poderoso running back en la figura de Thurman Thomas, ellos llevaron a los Bills a 4 Supertazones consecutivos (cifra jamás alcanzada por ningún otro equipo en la liga), desgraciadamente no pudieron alzar en ninguna de las ocasiones el Vince Lombardi: cayeron primero ante gigantes 19-20, fallando además un gol de campo de último minuto, que les hubiera dado el título en el Superbowl XXV; un año después volverían a caer, esta vez frente a Washington 37 a 24; en los Superbowls XXVII y XXVIII protagonizaría 2 épicas batallas contra los vaqueros, donde saldrían derrotados, primero 52 a 17, y al año siguiente 30 a 13.

Ninguno de ellos, salvo Denver ha vuelto al juego grande desde entonces, y los broncos nunca estuvieron en posibilidad de ganar ese duelo frente a Seahawks en el Superbowl XLVIII, donde fueron literalmente borrados del emparrillado para caer 43 a 8, tan cerca y tan lejos de la gloria.

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Héctor García