La jornada electoral deja una certeza: el voto castiga… y pesa.
Pregúntele a Rodrigo Medina, el Gobernador de Nuevo León quien jugó de estorbo contra Ivonne Álvarez, la candidata del PRI goleada 2-1 por El Bronco y su banda de empresarios vengativos.
En Sonora, Guillermo Padrés es el autor material de la debacle panista; se llevó entre las patas a Javier Gándara, de la misma forma como hace seis años Eduardo Bours quemó al PRI en el incendio de la Guardería ABC. Claudia Pavlovich –manchada por aquella tragedia– recupera la plaza.
En Guerrero, la sombra de Ayotzinapa y el desastre de Ángel Aguirre abrió la puerta al regreso del PRI con Héctor Astudillo. Michoacán ni hablar, la narco política dominante en la administración de Fausto Vallejo pavimentó el camino del perredista Silvano Aureoles; en Querétaro, el PAN recuerda lo que el viento se llevó hace seis años.
Total, cuatro de los nueve gobiernos en disputa cambiaron de manos para castigar a los malos gobernantes –falta ver Colima–.
En el DF ocurrió la debacle del PRD; Morena le arrebata cinco delegaciones; el PAN recupera Miguel Hidalgo –conserva Benito Juárez–; el PRI hace ronchita con Cuajimalpa, Milpa Alta y Magdalena Contreras.
A nivel Federal, todos van de caída, menos el PAN que se recupera como segunda fuerza y Movimiento Ciudadano que da la sorpresa entre la chiquillada.
Se rompe el tripartidismo en el Congreso; a partir del 2015 emergen tres ligas políticas: la primera división con PRI y PAN, la segunda, con PRD, Morena, Verde y atrasito Movimiento Ciudadano… y en el sótano, la morralla: Nueva Alianza y Encuentro Social –que reza por conservar el registro–. PT y el Partido Humanista cuentan sus últimas horas en la cancha.
De manera rotunda queda confirmado el divisionismo de la izquierda; juntos, PRD y Morena sumarían casi el 20 por ciento de la votación federal, separados, ninguno llega al 11.
El PRI roza la mayoría en el Congreso pero nada garantiza que la alcance –con todo y sus aliados “verdes” y “turquesas”–; el PAN pesa pero no tanto; Morena nace y chilla con fuerza; el PRD va pa’tras y Movimiento Ciudadano brilla con luz propia.
Los votos trajeron castigos y premios; veremos cuántos y cómo escuchan –y aprovechan– el apremio popular.
EL MONJE LOCO: Muchos se emocionan con el triunfo del Bronco; creen que el resultado en Nuevo león abre la puerta a las palabras mayores en eso de las candidaturas independientes; el optimismo desborda. Fríamente, El Bronco no es sino un garbanzo de a libra…