Categorías: Medio Ambiente

¿Usted de donde viene? La historia interminable III

Publicado por
José Cárdenas

RODRIGO NAVARRO desde Cozumel

“¿De dónde viene usted Don, Doncito, Doñita? Y qué, ¿no se quiere quedar aquí con nosotros? agarre usted un pedazo de terreno del frente, del centro, de atrás. Así nos invitaban .Y volví a decir ¿para qué lo quiero?, y perdí la bendición.

No teníamos nada más que la necesidad de tener una vivienda. Mi plan conseguir una casa. Nací en Campeche pero fui crecida en Tizimín, estoy casada con José Antonio Espada de Ticul, Yucatán. Lo dos invadimos el terreno. Primero me vine yo y aquí lo conocí. No teníamos casa, estábamos en un cuartito chiquito con mi mamá. Yo ya tenía a mi hija y tenía 30 años, él me lleva seis”.

Wendy Osorio Salazar, es una señora joven-avejentada por la vida que lleva, directa en el hablar. Su ánimo no decae es siempre optimista, esgrime una sonrisa a flor de boca. Un torbellino que recorre Playa del Carmen y la Colonia Colosio en su motoneta.

“Mi esposo era volquetero y yo era secretaria. Después entré a trabajar de visitadora en el IFE del 2002 al 2009. A raíz de nuestro trabajo fuimos creciendo (construyendo) el terreno. Yo vivía con mi mamá quien es una líder sobre la 30 (Avenida) y había muchas invasiones. Mucha gente agarrando terrenos. A mi me invitó Don Julio Cano. Él me dijo, Wendy hay unos terrenos que son los últimos ¿te avientas?

“Con mi necesidad de tener un terreno, pues ¿como no? Solamente predios sin construcciones, que estén solos. Muchas personas habían acaparado terrenos, cuadras enteras. Fue en el 97 y pusimos una palapa de cartón. La señora del terreno de al lado es mi compañera de invasión, la pusieron para que me cuidara y apoyara en caso de que vinieran a sacarme. Once por veintidós (metros) tiene mi lote. Luego, luego vino el señor Solís con sus policías a sacarme, se decía el dueño. Luego, como al mes, vino con otro señor un pelón que dizque ese era el dueño porque no dejaban que acapararan lotes y Solis ya tenía tres predios a su nombre”.

Me enseña fotos de su casa de cartón, cómo únicamente tenían una hamaca y el piso tenía piedra (sascaab), me platica que pusieron mal la hamaca la primera noche ella y su esposo, “pum que nos caímos los dos sobre la piedra”, jajaja ríe divertida. “Después trajimos a mi niña. Ella en ese tiempo tenía cuatro años. Ahora tiene 19 casi 20. Ya vamos a cumplir 16 años acá. Como él se iba a trabajar y yo me quedaba a cuidar el terreno porque si lo dejabas solo te lo quitaban”.

“Cada terreno tenía varios dueños. Mucho porque Don Julio Cano, un líder histórico lo vendía varias veces y otro tanto porque hay vivillos como Carlos Solís que dicen esto es mío. A nosotros no nos cobró nada, pero a la gente mil o dos mil en ese tiempo. Nunca podía separarme del terreno, no sabía que era ir de vacaciones o visitar a mi familia. De hecho a los familiares de mi esposo no he podido conocerlos. Ahorita llevamos seis años separados porque tenía otra mujer. Nunca viajamos. Después del huracán Wilma perdimos todo y así que agarró un crédito y me hizo dos cuartos.

“La casa es de familia, nunca quisimos hacer cuartería. Decía ¿para que les falten el respeto? Mi hija es sus ojos, es su niña aunque no es el papá. Al separarnos hicimos una división artificial del predio porque no podemos subdividirlo. Este cuartito y el de atrás, son míos (la mitad del predio aproximadamente) y este otro cuarto que es la palapa, es de él. Finalmente cuando acabemos de pagar vamos a escriturarle a mi hija porque este es para ella, es su patrimonio.

“Luego Solís regresó junto a la “Paloma”, Lucrecia González la de “los derechos humanos” con una pareja que tenía ella y que después también decían que el terreno era de ellos. Una tal Sara. Me venía a intimidar constantemente, pero mi madre es vieja y conocida aquí. Ella es de la gente invasora original hace 19 años, Doña Hermelinda Salazar, pues ella conoce a todo el mundo y se quedaba a dormir conmigo para que no me fueran a sacar.

“Una vez vino con la policía y sacaron mis cositas a la calle y la vecina defendiéndome y vinieron los demás vecinos, pues no Wendy no te puedes ir ¿dónde vas a vivir? No tienes casa. Estaba Carlos Solís con el pelón y los policías. Que agarro mis cosas y las vuelvo a meter y ya nunca me volví a salir. Mi esposo en ese tiempo estaba conmigo.

“En el 2005 cayó la demanda penal contra de mi esposo después de Wilma y que construimos el cuarto. En realidad el terreno me lo dio a mí Don Julio Cano, pero como Solís no sabía mi nombre demandó a mi esposo. No teníamos nada con que comprobar más que el haber vivido aquí por ocho años y haber construido los cuartos. Acusó a mi marido de robo de material y que con lujo de violencia lo despojamos del terreno. Cosa que no era cierta, si hubiera estado aquí o el terreno hubiera sido suyo no podríamos invadirlo. Solo había una malla de alambre en toda a cuadra y una construcción en uno de los lotes, entramos varios y se dividieron los terrenos. Cuando yo vine la malla ya estaba cortada. Un taxista, el hijo de Doña Amparo Matías ya había venido y tratado de quedarse aquí pero por miedo lo dejó y fue cuando Don Julio me lo ofreció. Te toca el del medio. Luego trajo a la señora.

“Incluso Don Julio tenía una novia y le dije porque no me la pones de vecina, no porque acaba de llegar a Playa y aquí solamente los que han vivido se merecen terreno. Mi esposo esta feo pero en aquel tiempo me daba buena vida, me daba de comer, tenía mi tele, mi refri, no me preocupaba por amanecer sin tener que comer. Como ahora que no trabajo y no tengo marido.

“Cuando fui a pagar el predial me decía el del Palacio (Municipal), no Doñita no lo ponga a su nombre que tal si le abandona, se lo va a quitar. No, no lo creo, es mi marido ya se casó conmigo. Cuando entra mi marido a la cárcel tuve que ir a pedirle el papel a Don Julio a nombre de mi marido para comprobar que es de él el terreno y sacarlo de la cárcel. Y esta a nombre de mi esposo y él ahora me dice, es mío.

“En el 97 no nos habíamos casado, yo me caso con él en el 2003. Y seguimos casados aunque ya se fue a vivir con la otra señora. Por eso no nos hemos divorciado por el problema del terreno. Todo el mundo me dice señora de Espadas porque soy su mujer. Soy muy religiosa y en un retiro espiritual que fuimos nos dicen que tenemos que terminar todo lo que nos daña. A mi emocional y físicamente el predio me daña. Yo lo trabajé me dice, yo y tú le contesto. La Desarrolladora no acepta la subdivisión del predio. Yo actúo de buena fe. Tengo apoyo del Palacio, pero ahora que salga voy con el abogado civil y que me mantenga, como debe de ser.

“Ellos me dijeron usted mientras no se junte con nadie, no meta a nadie a vivir con usted y lo puede demandar por pensión. Hasta la abogada me dice ¿por qué se tiene que ir usted de la (calle) Díez? Porque el Sr. Espadas que se droga me tiene amenazada y amenazada de muerte. Y un día lo va hacer. Como estamos separados vino Solís y me daba 20 mil pesos por que le firmara en la copia de mi credencial de elector donde yo le cedo el derecho de mi terreno, porque tiene perdido el juicio. Penalmente ya lo perdió me dijo la licenciada Lety. Y en lo civil también nos dijo un señor Telésforo que nos cobró 5 mil pesos por la contestación. No le voy a firmar nada.

Mi marido ahora esta en la cárcel porque le sembró la policía droga. Uno que es mi amigo me advirtió. Un día saliendo de la farmacia en la moto lo agarraron y como llevaba la dirección de la señora con la que vive ahí la agarraron a ella también y ya la sacamos. Mi hija vivía aquí pero ahora de este problema esta viviendo conmigo y como venían y la intimidaban me la llevé a mi otra casa en Nueva Creación que me dieron cuando trabajé en el IFE con un crédito.

Mi hija en seguida sabe que persona es buena o es mala. Tiene buena percepción de las personas. La Desarrolladora nos ha apoyado. Cada vez que iba Solís y pagaban el agua. Tenía que ir aclarar que yo vivía aquí y ellos me apoyaban. Hemos luchado mucho y nos ha costado mucho dinero.

Ahora soy promotora de SEDESOL desde Román Quián y con Fili. Ahora en la campaña soy activista y me pagan semanalmente. Tengo descalcificación de huesos. Me habían dicho que tenía artritis. También tengo una piedra en el riñón, una hernia. Esto es el fruto de mi trabajo. Tengo tres meses que no he trabajado, gracias a Dios vive mi mamá y ella es la única que me ayuda. Tengo tres hermanas. A mi marido tengo que apoyarlo porque esta en prisión. Tengo tres hijos, ninguno es de mi marido, cuando lo conocí ya estaba ligada y era madre soltera. Él ha crecido a los tres y cuenta a los tres. Pero mis dos hijos viven con mi madre, mi hija es la única que ha vivido con nosotros.

A pesar de todo lo que me ha contado Wendy es una persona muy alegra que vive la vida con toda intensidad y se ría de las desgracias y las va enfrentando conforme se le van formando, una a una o en bola. Esta contando las historias mas desgarradoras y ella lo cuenta como si viviera una aventura, la aventura de su propia vida.

Wendy una joven abuela de 50 años. Una señora que me sobo hace poco, es partera, enfermera y un poco psicóloga. Ella me dice que a mi corta edad he vivido mucho y que estoy gastada. Mi cuerpo esta gastado.

Ahora queda claro el interés de Carlos Solís en el terreno, su e mail a Juan Pedro Mercader Rodríguez exdirector de INFOVIR y el chantaje sobre el apoyo a los candidatos. Pero lo que no esta aún claro es el interés de Mercader en utilizar a personas como Carlos Solís. Entre más entrevisto colonos, más información de personas afectadas por Solís y sus métodos salen a la luz.

“El abogado estaba tras de nosotros día y noche, nos sacó todo el dinero de cinco en cinco mil pesos cada vez y la televisión nuevecita de mi marido. Es que necesito dinero. Mi esposo no es narco si así fuera yo tendría dinero y no andaría yo sufriendo, jajaja. El abogado ya me saco 26 y 35 que me pidió el juez y él sigue preso”.

Le tomo una fotografía y dejamos a esta joven abuela mujer avejentada. Sale corriendo se encuentra a un vecino y le dice mañana voy a echar baile, ya sabe. Se sube a su moto y desaparece veloz. La gente la conoce como una persona alegre, que le gusta bailar, muy luchona toda su vida, por años. Esta en su sangre.

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José Cárdenas