Fuente: Excélsior
A partir del gobierno de George H. Bush, la Agencia Estadunidense Antidrogas (DEA), con la autorización del Departamento de Justicia, inició la recolección de datos de miles de millones de llamadas telefónicas internacionales realizadas hacia y desde 161 países relacionados con el narcotráfico.
A finales de la década de los 90, la DEA recopilaba datos de millones de llamadas; esta labor abarcaba 161 países en tres continentes, incluyendo Afganistán, Pakistán, México, Italia y Canadá
Los investigadores federales utilizaron las llamadas para rastrear redes de distribución de drogas en Estados Unidos, permitiendo a las agencias identificar y ubicar organizaciones criminales cuya existencia se desconocía.
Los datos recolectados al amparo de esta práctica no involucraron el contenido de las llamadas, sino simplemente los números de teléfono y las fechas en que se realizaron.
El diario indicó que la práctica fue iniciada casi una década antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, al amparo de un programa que sirvió como mapa para el espionaje electrónico conducido a partir de estos hechos por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
Las labores dirigidas entonces por la DEA tuvieron menos restricciones que las que realiza ahora la NSA, ya que la recolección de datos se llevaba a cabo sin una orden judicial, como es requerida en la actualidad.
El diario dijo que la práctica como tal fue detenida por el procurador general de Justicia, Eric Holder, en respuesta al escándalo generado tras las revelaciones hechas por el excontratista de la NSA, Edward Snowden.
Ahora, la DEA envía diariamente citatorios legales a las compañías de telefonía requiriendo listas de llamadas internacionales relacionadas solamente con números de teléfonos que se sospecha estén relacionados al tráfico de drogas u otros tipos de crímenes.
El rotativo reveló que uno de los países que fueron centro de considerable atención en este espionaje fue Colombia, dada los esfuerzos que Estados Unidos realizaba en la década de los 90 para atacar a los poderosos cárteles de las drogas que operan desde esa nación sudamericana.
Para finales de esa década la DEA venia colectando datos de millones de llamadas y en su punto más álgido, esta labor abarcaba 161 países en tres continentes, incluyendo Afganistán, Pakistán, México, Italia y Canadá, entre otros.
CU