El árbitro electoral está en problemas; focos rojos del tablero democrático parpadean cada vez con más con intensidad conforme avanza el proceso rumbo al plazo fatal –7 de junio–. Las marrullerías de los contrincantes mantienen al Instituto Nacional Electoral ocupado en sancionar minucias, mientras los verdaderos problemas crecen.
El debate electoral se concentra en el chisme, la reyerta callejera y el pleito de lavadero. Los Consejeros Ciudadanos se preocupan más por la pertinencia de los mensajes mediáticos, por revisar con lupa cada spot, por vigilar cada palabra; cuidan los dichos para evitar insidias, ofensas y chanchullos; el INE se agota quemando pólvora en infiernitos… puras tarjetas amarillas y ninguna roja, pero no se ocupa por las verdaderas amenazas flotantes en el aire contaminado…
En Guerrero, por ejemplo, la “garantía” para brindar seguridad a candidatos y ciudadanos no apaga el fuego de la indignación de los deudos, ni el oportunismo de quienes lucran con la tragedia de Ayotzinapa; en Oaxaca y Michoacán, pan con lo mismo; muy pocos pueden dormir tranquilos.
Ni los años ni los millones invertidos en construir un sistema electoral a prueba de mexicanos han logrado la verdadera madurez política.
Tras los grandes remedios surgen males mayores. El dinero sigue mandando; el proceso electoral costará este año 18 mil 572 millones de pesos. El negocio de los partidos florece… y el despilfarro crece. En lugar de gozar los beneficios de la democracia más cara del mundo, la padecemos.
Hoy habrá encerrona en la Secretaría de Gobernación para calmar tantos desánimos. El INE sufre por tanto azufre; vota por la legalidad, los partidos por la legitimidad, y el gobierno por la tranquilidad.
EL MONJE LOCO: Se agota el plazo y la angustia crece. Grupo Radio Centro debe pagar hoy, hoy, hoy, los 3 mil 58 millones ofrecidos por la otra cadena nacional de televisión digital. Versiones aseguran que Francisco Aguirre no tiene el dinero… y hasta ahora no asoman los valientes prestamistas que quieran entrarle al toro. Los comisionados del IFT también se muerden las uñas… si no hay lana, quedarán en ridículo.