Andares Políticos
Benjamín Torres Uballe
Hablar de las penurias que azotan de manera inclemente a los mexicanos es ahondar necesariamente en los elevados niveles de desempleo que prevalecen en el país. A pesar del injustificado optimismo oficial que presume la creación de empleos en cantidades superiores a sexenios anteriores, esto, hay que precisarlo, es parcialmente cierto. La realidad es completamente distinta.
La cifra de quienes hoy ganan sólo un salario mínimo pasó de 6 millones 756 mil trabajadores a 8 millones 017 mil, y tres millones 416 mil únicamente reciben propinas o comisiones (La Jornada, 5 de septiembre de 2016). Como es evidente, la situación dista mucho de ser la óptima para resolver el grave rezago de la economía y bienestar de las familias mexicanas.
Más deplorable aún resulta el panorama del empleo en México cuando se analiza la calidad de los puestos de trabajo generados y que, con insistencia, alardea el gobierno federal. Tanto hay de negativo que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, en su última sesión, aprobó un exhorto para que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) analice la viabilidad de incrementar el salario mínimo general vigente en la república mexicana.
Resulta indispensable destacar ciertas consideraciones que atinadamente contiene dicho exhorto:
1.- Los bajos salarios han limitado los resultados de las acciones emprendidas para combatir la pobreza; detalla que desde hace 35 años se observa una precarización del salario mínimo y añade que desde hace 25 años hay un estancamiento en términos reales.
2.- De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el sector formal de México está produciendo pobres extremos, y uno de los aspectos que influye de manera determinante para que ello suceda es que los salarios mínimos no son suficientes para cubrir las necesidades de una familia.
3.- Los pobres extremos disponen de un ingreso tan bajo que, aunque lo dedicasen por completo a la adquisición de alimentos, no podrían adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana.
4.- Las estimaciones de pobreza en el país muestran que durante 2014 había 24.6 millones de personas que tenían un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo, lo que representa el 20.6 por ciento de la población total; es decir, uno de cada cinco mexicanos no puede adquirir los alimentos necesarios para vivir sanamente.
5.- La situación se agrava –puntualiza el dictamen– si se tiene en cuenta que de esos 24.6 millones de personas que tenían un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo, 11.4 millones se encuentran en condición de pobreza extrema, lo que representa 9.5 por ciento de la población de México.
6.- Asimismo, subraya que para que este sector de la población supere las condiciones de pobreza, se deben generar empleos que les otorguen ingresos suficientes para la compra de los alimentos mínimos requeridos.
7.- El punto de acuerdo concluye cuestionando con severidad que los dos millones de empleos creados por el gobierno federal, anunciados el pasado 7 de julio, durante los tres años y siete meses que lleva esta administración, al analizar la calidad de estos trabajos, se concluye que generan salarios de miseria.
Así de tristes y deprimentes están las cosas en materia de empleo y calidad de los mismos en México, donde la administración peñista ha apostado a la cantidad –a todas luces insuficiente– sobre la calidad. Un camino que sirve primordialmente para el lucimiento en el falaz discurso y las épocas electorales. Por eso es que tanto connacional busca mejores condiciones económicas en Estados Unidos (benditas remesas), pues en su país están ausentes o no existen como debería ser.
Pero las observaciones no son exclusivas acerca del entorno laboral. Abarcan en general el panorama completo de lo que sucede en la república mexicana, como lo describieron economistas de la UNAM en la mesa redonda “Balance económico y político del cuarto año de gobierno de Enrique Peña Nieto y las perspectivas de la economía mundial y de la mexicana”:
“El titular del Ejecutivo llega a su cuarto año de labores con una imagen deteriorada, envuelto en escándalos de corrupción y sin cumplir la meta de que –tras las reformas estructurales– la economía mexicana crecería al cinco por ciento”, coincidieron los académicos de la máxima casa de estudios.
Incluso, uno de ellos, Agustín Andrade, especialista en política económica, expuso: “El Presidente tiene una imagen deteriorada por los niveles de inseguridad, las violaciones a los derechos humanos en el país y por los escándalos de corrupción con inmobiliarias que lo involucran a él y a sus colaboradores cercanos, como su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong”. Y ni cómo refutar los dichos del especialista.
Así que las malas noticias siguen devorando a las exiguas buenas nuevas que tanto ansían privilegiar y difundir en el gobierno federal. El cúmulo de yerros ahí está. Incluye la desafortunada recepción al loco Trump y la negativa de la señora Hillary Clinton para visitar al país. ¿Qué tal?
@BTU15