La última vez que la FIA abrió la puerta a nuevos equipos (2010), el experimento resultó un completo fracaso
La Fórmula 1 quiere, otra vez, más equipos en la parrilla, cinco años después del último arreón. Pero la última vez que la FIA abrió otro proceso de captación de nuevos equipos para el Mundial de Fórmula 1, el experimento resultó un completo fracaso. Fue en 2010, tras la marcha de Toyota, BMW y Brawn, antes Honda, lo que dejó la parrilla menguada, tal y como ha sucedido en los últimos tiempos.
Entonces cuatro equipos arrimaron presupuesto y ganas a la llamada del entonces presidente de la FIA Max Mosley: el USF1 estadounidense, el Campos Meta español, Virgin inglés y Lotus, entonces con registro en Malasia.
El señuelo eran presupuestos entre 35 y 50 millones de euros, suficientes para ir creciendo ya que, por entonces, se pretendía reducir los de los equipos grandes paulatinamente.
Lotus, que acabó derivando en Caterham (Renault atrapó la denominación real del otro Lotus tras una larga batalla legal), desapareció también a finales de la pasada temporada pese a un intento final vía online, de sobrevivir con la ayuda de los aficionados. Sus mejores resultados: 11º en Brasil 2012 y Mónaco 2014.
Virgin tampoco ha tenido un recorrido sencillo. También cambió dos veces de nombre, hasta Marussia y hoy Manor. La pasada temporada vivió además, como Caterham, un proceso de venta de activos y concurso de acreedores que se vio paralizada en el último momento por un nuevo inversor.
El dinero, unos 40 millones, obtenido por los dos puntos conquistados por Jules Bianchi en Mónaco 2014 -los únicos de las nuevas escuderías- fueron vitales para apostar un año más por la escudería, ahora inglesa, pero de largo la más floja de la parrilla, y la única con un motor de la pasada temporada.
Fuente: MARCA.com