Mordaz como suele ser, Dante Delgado ha explicado su renuencia a sumarse al bloque opositor con el símil de la banda musical del Titanic. No va a tocar el violín a bordo de un barco a pique.
Sin embargo, no parece darse cuenta de algo: él también va a bordo.
Aliado o no, su partido sufrirá las mismas consecuencias de todos los demás si la Cuarta Transformación avanza por el sendero dictado al sucesor por el gran líder del movimiento, al cual él mismo, no ha querido jamás oponerse en serio.
Todas las iniciativas del primer trienio fueron apoyadas por MC; incluyendo el costosísimo y militarista capricho de crear la Guardia Nacional, entre otras cosas.
Y no se vale ahora el recordatorio de las muchas cartas dantescas a Andrés Manuel cuya naturaleza se acerca al pleito y se aleja de la verdadera oposición política. Personalizar las diferencias las individualiza y las despolitiza. Termina siendo un pleito de pareja mal avenida. Separación; no divorcio. Camas individuales en la misma casa.
“…Traicionaste el voto de confianza que te dimos cuando en el Congreso aprobamos la Guardia Nacional, traicionaste tu promesa de regresar al ejército a los cuarteles, traicionaste la promesa de cambiar la estrategia de seguridad, traicionaste tu promesa de pacificar al país traicionaste la expectativa de cambio que provocaste en millones de personas…”
–¿Cómo se puede confiar en alguien a quien se conoce de tanto tiempo…?
“…Habría esperado que el camino andado, las vicisitudes enfrentadas, los eternos recorridos por el país, hubieran llevado a la presidencia a un hombre sabio, no a uno con tantos desencuentros y rencores…”
Pues entonces o no lo conocía tanto o el senador Delgado tardó mucho en advertir los rasgos congénitos, agrandados por el poder presidencial. Pero nada de esto proviene de la silla embrujada.
“…Te recomiendo –le dice– leer a David Owen, uno de muchos autores que han trabajado el concepto de la “hybris”, la enfermedad del poder, para explicar la sinrazón con que actúan algunos gobernantes.
“…Owen dice que la enfermedad tiene estos síntomas: narcisismo, frivolidad, vanidad, grandilocuencia, absolutismo, autoelogio, pedantería, omnipotencia, megalomanía, arrogancia, impulsividad, aislamiento, obstinación, incompetencia. Basta escucharte en una mañanera para darse cuenta de que tienes todos, que la hybris se apoderó de ti y acabó con el personaje que construiste cuando eras candidato…”
No lo acabó, lo completó.
Pero por encima de todo esto vale la pena reflexionar sobre el papel de Dante Delgado.
Su capacidad lo habría convertido, quizá, en un notable candidato presidencial. Si ha sido capaz de levantar esa organización con notable aciertos electorales y buena aceptación en un sector de la población, y hacerlo desde cero, bien podría haberse convertido en un factor de suma; no de división o de separación.
Pedirle a esta edad un cambio de actitud es inútil. Dante es así y en ese sendero ha encontrado su estabilidad, su espacio de gestión y de poder y no se atrevió a dar el paso para alzarse, ahora entre tantos pequeñajos, como un líder de estatura considerable.
Es una lástima, porque se trata de un hombre de talento.
Hoy MC combate más a los opositores y menos al régimen en su conjunto.
Quizá la frase de la amistad derivada de la enemistad de otro hacia mi enemigo, no se apliquen en el MC. Por eso estas declaraciones del actual gerente del partido dantesco:
“(MVS). – el coordinador de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez, se refirió en general a los movimientos electorales de los bloques de mayoría y oposición en San Lázaro y sus respectivos partidos, al señalar que el país lo que necesita son servidores públicos interesados no en sus siguientes cargos, sino en responder a la población… el régimen y la oligarquía ya escogieron candidatas… la candidatura del ahora llamado Frente Amplio Va por México, será para una mujer…”
Otro adivino.
Rafael Cardona