“No hay viento favorable para barco sin rumbo”
Séneca
México transita entre el caos de los extremistas de la 4T y la incapacidad crónica de los partidos políticos de oposición. Pero no todo está perdido; la convicción democrática de muchísimos ciudadanos que han decidido encarar el autoritarismo del Presidente y su maquinaria política es esperanzadora.
El 13 de noviembre del 2022, un incontable número de personas en todo el país, marcharon libremente en apoyo al INE y en defensa de nuestra democracia. La respuesta del régimen, sordo a cualquier reclamo ciudadano, fue una contra marcha de acarreados y un nuevo ataque al INE: Lo que ahora conocemos como el Plan “B” de la Reforma Electoral.
¿Qué hacer? Primero entender qué peligros contiene el Plan “B”:
- Desaparecen los Institutos Electorales Estatales, todas las elecciones se calificarán desde el “centro”, los votantes perderemos nuestra representación electoral local.
- Desaparece la Junta General del INE y se sustituye por una Comisión de Administración controlada sólo por MORENA.
- Hoy el INE funciona a través del Sistema Profesional Electoral Nacional, con el Plan ¨B” se elimina el 85% de su personal, con lo que se debilita al máximo la capacidad de calificar las elecciones.
- La lista nominal de electores deja de ser ciudadana y será controlada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, es decir el gobierno.
- Afecta a la operación directa de las elecciones: Dificulta la instalación de las mesas directivas de las casillas, se complica la presencia de los representantes de los partidos.
- Lo más grave es que, el conteo y la validación de nuestros votos será muy complicado e incierto, todo dependerá del gobierno.
- Los datos personales de los electores que hoy protege el INE pasan a ser controlados por un banco de datos del gobierno.
Lo anterior es una enorme regresión democrática y un intento por instalar un régimen autocrático. Es volver a aquellos tiempos que Vargas Llosa describía como la “dictadura perfecta”.
El futuro inmediato del Plan “B” recae ahora en dos instancias: El senado que, con su mayoría morenista, aprobará el Plan “B”. Así la última palabra la tendrá la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y bajo su responsabilidad está el futuro de la democracia en México.
Pero la solución final, la más importante, recae en todos nosotros -sí, incluidos los simpatizantes democráticos de MORENA- pues a nadie le conviene una reforma política que pulveriza nuestra democracia y limita nuestras libertades. Las de todos.
Por eso, el próximo domingo 26 de febrero a las 11.a.m., todos los mexicanos que creemos en la democracia, debemos estar presentes en el Zócalo y manifestar no sólo nuestro desacuerdo con una ley regresiva y autoritaria, también debemos exigirle a la SCJN que, conforme a las leyes vigentes, defienda nuestro derecho a seguir eligiendo a nuestros gobernantes en plena libertad y no al capricho del régimen en turno. Que nuestro voto cuente y sea contado por los ciudadanos. Por nosotros.
Es importante entender que, en este momento de México, el adversario no es el Gobierno de AMLO, es la indiferencia de muchos ciudadanos que no ven en la defensa de la libertad y de nuestra democracia nuestra principal causa a vencer. Esta indiferencia, producto de un perverso clientelismo morenista, el miedo, o sencillamente la pereza, pueden ser el fin de nuestra reciente historia democrática.
Tenemos que convencer, con argumentos, al mayor número de personas de que su presencia en el Zócalo es fundamental para rescatar a México. Allí nos vemos.