Alejandro Aguirre
Fuentes al interior de Palacio Nacional me hacen saber que la OMS sugirió al Presidente, (de manera respetuosa y por demás diplomática), la remoción de Hugo López-Gatell como encargado de coordinar los esfuerzos para combatir la pandemia.
“Lo observan como un elemento alejado de la objetividad necesaria para manejar la estrategia”, abundaron quienes leyeron el comunicado al tabasqueño en su oficina, justo antes de cerrar la agenda del día. “Si lo quieren fuera es porque hace las cosas bien, ellos son neoliberales”, replicó AMLO.
Y es que apenas dos días antes, (tal como lo revelé en esta columna para EL UNIVERSAL), la misma OMS deslizó un aviso al Presidente pidiéndole cancelara su evento masivo en el Zócalo, ante el crecimiento de los contagios por “delta”, y la entonces inminente llegada de “ómicron” a territorio mexicano.
Pero hubo quien le dijo al Presidente que “llevarla en paz con la OMS”, y “hacerle caso a alguna de sus sugerencias” no era mala idea, tomando en cuenta que México podría requerir facilidades o concesiones en el futuro, tanto en distribución de vacunas como en asuntos diplomáticos. AMLO -me dicen- no dejaba de tamborilear los dedos en su escritorio.
“¿Me estás diciendo que podríamos darles la cabeza del Doctor López-Gatell, y eso quizá nos beneficie en el futuro como moneda de cambio?”, cuestionó el Presidente al personaje que sugirió dicha acción. Ninguno de los presentes defendió al Subsecretario de Salud, literal, ninguno.
“Podríamos matar dos pájaros de un tiro”, dijo alguien más en la oficina. Y es que, de acuerdo a un estudio difundido en Presidencia, el personaje más impopular y rechazado por los ciudadanos es Hugo López-Gatell, incluso entre los simpatizantes morenistas. Supera a Yeidckol Polevnsky.
El Presidente dejó entrever que lo pensaría, pues remover al Subsecretario no es algo que estuviera, (hasta ese día), en sus planes para lo que resta del sexenio. “Yo veo a Hugo conmigo hasta el final del mandato, pero le daré una revisada”, dijo.
Por cierto, la OMS se enteró de aquella frase que el tabasqueño soltó previo a su AMLOFest: “Ómicron y la Carabina de Ambrosio”, y en verdad no cayó nada bien en esas altas esferas. “Sacrificar a López-Gatell podría subsanar las cosas”, dicen los que están cerca. ¿Será? Veremos qué ocurre.
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