En un estadio Víctor Manuel Reyna abarrotado, el Papa Francisco destacó el valor de la familia en una sociedad posmoderna, donde se ha perdido el concepto de ésta, señaló que «es mentira que la familia perfecta no discute, es conveniente que de vez en cuando discutan, y que vuele algún plato, está bien, el único consejo es que no terminen el día sin hacer la paz».
“Las familias se van inoculando con colonizaciones ideológicas que las destruyen, y la familia es el núcleo de toda sana sociedad. Prefiero una familia herida que intenta conjugar el amor, a una familia o sociedad narcisista obsesionada por el lujo y el confort” dijo el sumo pontífice.
Además agregó que “hoy vemos como la familia ha sido cuestionada y debilitada, y que no tiene espacio en nuestras sociedades. Prefiero una familia cansada por la entrega, que una familia de rostros maquillados que no han sabido de amor y compasión”.
El Papa llegó cerca de las 15:35 a Tuxtla Gutiérrez procedente de San Cristóbal de las Casas, donde ofició una misa ante comunidades indígenas.
Luego recorrió en un vehículo descubierto el interior del estadio antes de llegar al estrado donde el arzobispo de la ciudad, Fabio Martínez Castilla pronunció un discurso de bienvenida.
Tras darle una estola bordada el encuentro inició. Primero vino el testimonio de Manuel Alejandro Morales, un adolescente de 14 años quien padece distrofia muscular, habló sobre sus labores de evangelización.
Luego vino la familia Hernández Robledo, de Tapachula quien renovó votos nupciales luego de 50 años juntos.
Después se presentó una pareja de Monterrey, divorciados y vueltos a casar, quienes participan como voluntarios en distintos lugares de esa ciudad, como el penal de Topo Chico.
Por último llegó Beatríz Múñoz Hernández de la Ciudad de México quien habló sobre su situación, siempre aquejada por la pobreza, se negó a abortar, según sus palabras.
Fuente: La Razón