El presidente Barack Obama envió al Congreso un proyecto de presupuesto de 4.1 billones de dólares que incluye recursos para combatir el terrorismo, el calentamiento global y el cáncer.
Este es el octavo y último proyecto de presupuesto que el presidente envía a la rama legislativa.
La iniciativa, correspondiente al año fiscal que comienza el primero de octubre -apenas tres meses y medio antes de la fecha en que Obama abandonará la presidencia- ha sido duramente criticada por los aspirantes a la candidatura presidencial republicana.
Hay escasas probabilidades de que el presupuesto sea aprobado por el Congreso, que está dominado por la oposición republicana.
En total, el presupuesto aumentaría los impuestos en 2.6 billones de dólares en la próxima década, lo que es casi el doble del aumento impositivo que Obama pidió en el presupuesto del año pasado y que no fue aprobado.
El proyecto daría al presidente demócrata la posibilidad de hacer un último intento por financiar temas como educación, la reforma al sistema penal y la creación de empleos, al tiempo que se atribuye el mérito por la mejora de la economía estadounidense durante su mandato.
«Mi presupuesto incluye inversiones críticas, al tiempo que se adhiere al acuerdo presupuestario bipartidista que rubriqué como ley el pasado otoño», escribió Obama en el documento. «También rebaja los deficits y mantiene nuestro progreso fiscal a través de ahorros inteligentes en salud, inmigración y reformas tributarias».
La propuesta de presupuesto prevé un déficit de 503,000 millones de dólares en el año fiscal 2017, en comparación con los 616,000 millones de dólares del actual año fiscal, que concluye el 30 de septiembre.
El presupuesto solicita más de 11,000 millones de dólares para los Departamentos de Defensa y de Estado para combatir a Estado Islámico y estabilizar Siria.
Asimismo, pide 152,000 millones de dólares para investigación y desarrollo, un aumento del 4 por ciento frente al año fiscal 2016, incluido financiamiento para un programa contra el cáncer encabezado por el vicepresidente, Joe Biden.
Fuente: El Financiero