La pandemia por SARS-CoV2 ha transformado la manera en la que vivimos; el confinamiento total o parcial ha modificado radicalmente nuestras formas de interrelación y las secuelas de los pacientes post COVID, así como las pérdidas durante esta lucha han afectado la salud mental de millones de personas.
En 2020, la Clínica de Estrés Postraumático del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM), con sede en Toluca, contabilizó más de 15 mil atenciones, de las cuales 61 por ciento corresponden a consultas psicológicas y el 39 restante contención psiquiátrica; mientras que de enero a la fecha se suman más de 6 mil de estas atenciones.
El 53 por ciento de estas intervenciones fueron desarrolladas por videollamada, por lo que se elaboraron manuales de tele psicología y de tele psiquiatría con atención integral remota para continuar sin excepción con los tratamientos correspondientes.
Entre los factores más recurrentes expresados por los pacientes destaca un incremento en los niveles de ansiedad para el caso de los hombres, mientras que en las mujeres se registra una alta incidencia de depresión.
Especialistas explicaron que esta última condición afecta más a las mujeres, pues durante el confinamiento han tenido que realizar múltiples tareas como lo es el trabajo en casa y labores relacionadas con la maternidad y el cuidado de los hijos, entre las que destaca que han tenido que asumir el rol de maestras durante este año de instrucción escolar en el hogar, lo que ha incrementado el nivel de responsabilidad, el estrés y las jornadas de actividad.
Sobre los casos de pacientes hombres, se infiere que el confinamiento ha aumentado la incidencia de ansiedad en este género ya que no estaban acostumbrados a estar todo el día en casa y han experimentado presiones económicas e incertidumbre laboral.
A ello se suman estereotipos machistas que no permiten el autocuidado oportuno, ya que los afectados piensan que no necesitan ayuda de los demás, predisponiéndolos a agravar síntomas comunes de esta enfermedad como palpitaciones, taquicardia, sudoración, mareos y nerviosismo.
Algunas recomendaciones para mitigar esta sensación de sobre carga en ambos sexos es desarrollar hábitos saludables y establecer rutinas, buscar horarios para el descanso, cambiar el foco atencional a través de alguna actividad recreativa, centrarse en su bienestar físico y emocional a través del ejercicio, la caminata o algún tipo de técnica de relajación y si se cree necesario buscar el apoyo de un especialista, indicaron.
Fuente: Staff