Jerusalén se prepara para nuevas protestas este sábado, tras los enfrentamientos entre palestinos y la policía y el ejército israelíes en torno a la Explanada de las Mezquitas, que dejaron más de 200 heridos y provocaron llamados a la calma de Estados Unidos, la Unión Europea y potencias regionales.
Tras las oraciones musulmanas del último viernes de la fiesta del Ramadán, la policía antidisturbios israelí disparó balas de goma, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras contra los palestinos que arrojaron piedras y botellas.
Según la Media Luna Roja Palestina al menos 205 palestinos resultaron heridos, la mayoría en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este, parte palestina de la ciudad ocupada por Israel desde 1967 y después anexada.
La policía israelí informó de 17 de sus efectivos heridos.
Los enfrentamientos se produjeron después de que las tensiones se dispararan en las últimas semanas por las restricciones israelíes al acceso a partes de la Ciudad Vieja durante el Ramadán y la amenaza de desalojo que pesa sobre cuatro familias palestinas en el este de Jerusalén para dar paso a los colonos judíos.
Se esperan nuevas concentraciones el sábado, convocadas por el Alto Comité de Seguimiento de los Árabes de Israel, un grupo de presión que ha llamado a manifestaciones en solidaridad con los palestinos de Jerusalén.
Llamados a la calma
La Explanada de las Mezquitas (llamada Monte del Templo por los judíos) es el tercer lugar santo del islam y está situada justo encima del Muro de las Lamentaciones, el lugar de plegaria más importante para los judíos.
Aunque la tensión es habitual en esa parte de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la violencia no lo es dentro de la explanada, que acostumbra a ser vigilada a distancia por la policía israelí.
Pero el viernes era el último del mes de ayuno de Ramadán y se concentró una gran multitud de musulmanes en la explanada.
Ante la violencia, Estados Unidos -un aliado incondicional de Israel cuyo tono se ha endurecido bajo la presidencia de Joe Biden-, dijo estar «profundamente preocupado» e instó a ambas partes a evitar medidas que «exacerben las tensiones o alejen aún más la paz», como las «actividades de colonización, las demoliciones de casas y los actos de terrorismo».
La Unión Europea llamó este sábado a las autoridades israelíes a actuar «con urgencia» para reducir las tensiones en Jerusalén, diciendo que «la violencia y la incitación son inaceptables y todos los involucrados deben ser responsabilizados».
El presidente palestino Mahmud Abbas dijo que responsabilizaba al gobierno israelí de los disturbios y expresó su «pleno apoyo a nuestros héroes en Al Aqsa» (situada dentro de la Explanada de las Mezquitas).
Jordania, oficialmente el guardián de los lugares santos musulmanes en Jerusalén Este, denunció «una agresión salvaje» de las fuerzas de seguridad israelíes.
Egipto, Turquía, Qatar y Bahrein también criticaron a las fuerzas israelíes.
Irán instó a la ONU este sábado a condenar a Israel por «crímenes de guerra» en Jerusalén.
El ayatolá Alí Jamenei, guía supremo iraní, afirmó el viernes que Israel era una «base terrorista» contra la que había que luchar.
Disputa de tierras
La ONU pidió el viernes a Israel que ponga fin a las expulsiones forzadas de palestinos en Jerusalén-Este y advirtió que estas acciones podrían ser consideradas «crímenes de guerra».
La Ciudad Santa vive días de tensión ante las repetidas manifestaciones desde hace una semana contra los planes de expulsión de familias palestinas del barrio de Sheij Jarrah en beneficio de colonos israelíes.
La disputa se centra en la propiedad de tierras sobre las que fueron construidas varias casas donde viven esas familias palestinas.
El tribunal de distrito de Jerusalén falló en favor de las familias judías que reivindican la propiedad de los terrenos.
Según la ley israelí, si los judíos pueden probar que su familia vivía en Jerusalén Este antes de la guerra árabe-israelí de 1948, pueden pedir que les sean restituidos sus «derechos de propiedad», una legislación que los palestinos contestan frontalmente.
La nueva violencia se produce en un contexto de gran tensión en Jerusalén Este, pero también en Cisjordania, otro territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.
En estos días, la policía mató a dos palestinos e hirió gravemente a un tercero, después de que abrieran fuego contra un puesto de control militar en el norte de Cisjordania.
Fuente: Excélsior