Vía @ReutersLatam:
Pekín queda envuelta en una nube de polvo debido a los fuertes vientos que soplaban desde el desierto de Gobi y partes del noroeste de China, en lo que la agencia meteorológica ha llamado la tormenta de arena más grande en una década. pic.twitter.com/PQssKt1Oqh
— Webcams de México (@webcamsdemexico) March 16, 2021
Una ciudad con severos problemas de contaminación, Beijing tuvo que cancelar operaciones en el aeropuerto e invitar a los ciudadanos a quedarse en casa debido a que este fenómeno de la naturaleza puede causar severos daños a las vías respiratorias, sin embargo, millones de personas desafiaron las restricciones en automóviles, bicicletas o a pie portando cubrebocas. Con 21.7 millones de habitantes y una calidad de aire que siempre está en niveles reprobables, esta tormenta de arena (la peor en una década de acuerdo a medios locales) disparó las alertas a «niveles peligrosos» para las vías respiratorias.
La ciudad de Beijing, de China cubierta por la más grande tormenta de arena que se ha registrado en 10 años, proveniente del desierto de Gobi, que junto con la gran contaminación formó estas escenas apocalípticas.
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— Webcams de México (@webcamsdemexico) March 15, 2021
Estos fenómenos están compuestos por partículas de arena procedentes de zonas áridas o desérticas que se quedan en la superficie. Cuando aumenta la velocidad e intensidad del viento, estas partículas son impulsadas hacia arriba, pudiendo recorrer largas distancias en horizontal. En este caso, la tormenta de arena se originó en Mongolia, donde seis personas murieron y 81 están desaparecidas, según el medio estatal chino The Paper. Y para el lunes ya había llegado a Pekín. El Índice Mundial de la Calidad del Aire mide la concentración de diferentes contaminantes en el aire, el más importante es el PM 2,5 . Este material particulado microscópico dañino tiene un diámetro inferior a 2,5 micrómetros y se considera particularmente peligroso, ya que puede alojarse profundamente en los pulmones y pasar a otros órganos y al torrente sanguíneo. Beijing tuvo un nivel máximo de 655 microgramos por metro cúbico. La Organización Mundial de la Salud considera que cualquier cosa por encima de 25 no es segura.