Cientos de médicos de atención primaria se declararon en huelga el martes en la regiónespañola de Cataluña exigiendo mejores condiciones de trabajo a medida que aumentan los casos de coronavirus.
Con cerca de 900.000 casos registrados y más de 33.000 muertes, España se ha convertido en el principal foco de la pandemia en Europa occidental y su capital, Madrid, y los suburbios cercanos han sido puestos en confinamiento desde la semana pasada.
Los centros públicos de atención primaria son laprimera línea de defensa contra el virus, ya que se encargan de realizar las pruebas y hacer el seguimiento de los posibles casos, así como del tratamiento de los enfermos. Los médicos dicen que esos centros están desbordados.
Estamos pidiendo ayuda, porque no podemos dar a la gente los recursos que necesita para ser tratada durante esta pandemia de COVID», dijo Natalia Roses, médico que participó en una protesta en Barcelona en el primero de los cuatro días de huelga.
La huelga fue convocada por el sindicato Metges de Catalunya, que representa a cerca de 6.000 médicos de los servicios públicos de atención primaria. Exigen aumentos salariales y nuevas contrataciones para compensar el impacto de los recortes presupuestarios de la última década, así como otras mejoras para distribuir mejor la fuerza de trabajo para hacer frente a la crisis.
Casi el 20% de los médicos apoyaron la huelga, dijo a los medios de comunicación la portavoz del gobierno catalán, Meritxell Budó, quien añadió que las autoridades regionales escucharán sus demandas.
Budó dijo que Cataluña estaba en el «muy preocupante» inicio de una segunda ola del virus y que se anunciarán nuevas restricciones a la movilidad y a las interacciones sociales a finales de esta semana.
Al grito de «Basta» y sosteniendo pancartas, cientos de médicos -muchos vestidos con uniformes blancos- protestaron en el centro de Barcelona.
“Creo que el personal sanitario es el que más razones tiene para hacer una huelga, tal y como estamos hoy en día», dijo el profesor universitario José Enrique Gallego, de 60 años, a las puertas de un centro de salud.
Fuente: Excélsior