Colegas del líder opositor ruso Alexei Navalny dijeron este jueves que, tras su envenenamiento, hallaron una botella de agua con restos del agente neurotóxico Novichok en su habitación de hotel.
Navalny se sintió indispuesto durante un vuelo entre Siberia a Moscú el 20 de agosto, y más tarde fue trasladado en un avión medicalizado a Alemania, donde estuvo en coma inducido por más de dos semanas mientras era tratado con un antídoto.
Miembros de su equipo acusaron al Kremlin de estar implicado en el envenenamiento, cargos que los funcionarios rusos han rechazado con vehemencia.
Moscú se ha molestado por los llamados de la canciller de Alemania, Angela Merkel, y de otros líderes para responder a las preguntas sobre el incidente, e instó a Berlín a proporcionar evidencias de su envenenamiento.
Navalny publicó el martes una fotografía en redes sociales en la que aparece en una cama del Hospital Charite de la capital alemana abrazado por su esposa y por sus dos hijos. “Aún no puedo hacer gran cosa, pero ayer conseguí respirar por mí mismo todo el día”, añadió en el texto.
Un video publicado en el perfil de Instagram del opositor este jueves mostró a su equipo trabajando en su habitación de hotel en Tomsk antes de que abandonara la ciudad y se desmayara en un vuelo de regreso a Moscú.
Según la publicación, regresaron a la habitación una hora después de enterarse del incidente, acompañados por un abogado, y se llevaron las botellas y otros artículos para inspeccionarlos.
«Dos semanas más tarde, un laboratorio alemán halló un rastro de Novichok en una botella de la habitación del hotel en Tomsk», afirmaron. “Y después otros tres laboratorios que tomaron muestras a Alexei demostraron que había sido envenenado con eso. Ahora lo entendemos: se hizo antes de que saliese de su habitación para ir al aeropuerto».
Un laboratorio militar alemán determinó que el opositor ruso fue envenenado con Novichok, el mismo tipo de sustancia de la época soviética que, según Reino Unido, se utilizó con el exespía ruso Sergei Skripal y su hija en Salisbury, Inglaterra, en 2018.
Por su parte, el Gobierno alemán indicó el lunes que análisis independientes realizados por laboratorios en Francia y Suecia respaldaron sus conclusiones. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, con sede en La Haya, también dio pasos para analizar muestras de Navalny en sus laboratorios designados.
El Kremlin ha señalado que los médicos rusos que lo atendieron en la ciudad siberiana de Omsk, a donde fue trasladado tras un aterrizaje de emergencia de su avión, no hallaron indicios de que Navalny hubiese sido envenenado. Rusia ha presionado repetidamente a Alemania que comparta los análisis y otros datos médicos del opositor y que compare sus notas con las de los doctores rusos.
Las autoridades alemanas han respondido al pedido de Moscú apuntando que deben tener ya sus propias muestras dado que Navalny estuvo ingresado en Omsk dos días.
El ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, que canceló el viaje que tenía previsto a Berlín el martes, declaró en una entrevista a principios de semana que las autoridades rusas realizaron una pesquisa preliminar y documentaron las reuniones que mantuvo el opositor antes de enfermar, pero hizo hincapié en que los investigadores deben ver las pruebas del envenenamiento para comenzar un procedimiento criminal.
Lavrov acusó a Occidente de tratar de difamar a Rusia y de utilizar el incidente como pretexto para decretar nuevas sanciones contra Moscú. Alegó además que Navalny salvó su vida gracias a los pilotos que aterrizaron rápidamente en Omsk tras su desmayo en pleno vuelo y a la rápida intervención de los médicos allí, algo que, según dijo, las autoridades occidentales no han reconocido.
Fuente: El Financiero