Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, pidió “ver del otro lado” tras los dichos de John Ackerman sobre la prensa, sin embargo, acusó a los ‘conservadores’ de “tirar la piedra y esconder la mano”.
Habría que ver del otro lado, otra característica del conservadurismo es que son muy dados a tirar la piedra y esconder la mano y les gusta hacer pero no les gusta que les hagan y cada vez que les surge algo, pegan el grito en el cielo. Para todos, serenidad y paciencia”, aseveró.
Durante su tradicional conferencia de prensa matutina de este lunes, el mandatario recomendó “que haya respeto, pero que haya mucha polémica, como la hay en los medios“.
Destacó que los conservadores “están muy molestos”, aunque pidió “evitar fanatismos” y “no dejarse llevar por el odio”.
Tras las declaraciones de este lunes de López Obrador, Ackerman afirmó que no “permitiremos que nos callen a los comunicadores de izquierda“.
El investigador señaló que el presidente jamás censurará a nadie, por lo que de dijo que es “bienvenido el debate informado”.
Como cualquier periodista, tengo el derecho a usar metáforas. Caso cerrado”, aseveró.
Cabe recordar que Ackerman manifestó que el ataque contra Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) capitalina, “fue una acción coordinada del crimen organizado en contra del gobierno de Claudia Sheinbaum y la 4T”.
“Los sicarios del narco son la contracara del sicariato mediático. Buscan desestabilizar a toda costa” agregó en Twitter.
Al respecto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) pidió a Ackerman que se “conduzca con civilidad y respeto a los derechos humanos de las personas que ejercen el periodismo“.
Fuente: Staff
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Qué curioso, a propósito de «tirar la piedra y esconder la mano». Le dedicó lo siguiente al presidente:
INICIO>SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ>REDONDILLAS
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POEMA SIGUIENTE
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Cambatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.