La ‘tormenta perfecta’ en el mundo arrastró a la industria turística a la peor crisis de su historia, pues el cierre de fronteras redujo la demanda en vuelos, con una pérdida estimada para las aerolíneas que operan en el país de 6 mil 400 millones de dólares, además de que los viajeros abandonaron los destinos vacacionales, para quedarse en casa.
México es el segundo país, entre las economías emergentes, con una mayor dependencia a la industria ‘sin chimeneas’ en el mundo, pues los viajes, hospedaje, tours, así como otras actividades ligadas al sector representan 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés). Ese porcentaje sólo es superado por Tailandia, donde el turismo aporta 22 por ciento del PIB de esa nación.
“Las economías emergentes a menudo dependen del turismo receptor. Por tanto, el gasto y la inversión impulsados por la industria del turismo pueden ser críticos (para esos países)”, señaló Brian Pearce, Economista en Jefe de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
México está más expuesto a la industria de viajes y turismo que Turquía, China, India y Vietnam, otros de los principales jugadores en la recepción de viajeros internacionales.
En el país, 13 por ciento de los empleos formales son producidos por hoteles, restaurantes, líneas aéreas, agencias de viajes y operadores turísticos, que ante esta crisis buscan mantener los puestos de trabajo para, una vez concluida la pandemia, reactivar el sector y la economía.
Además, de los puestos de trabajo, la entrada de divisas turísticas a México es un componente esencial para enfrentar el déficit en sectores como el petrolero: el turismo implica un superávit de 14 mil 700 millones de dólares, que compensan el déficit producido por Petróleos Mexicanos (Pemex).
“Se debe reconocer, de una vez por todas, el extraordinario papel que desempeña el turismo en México para generar desarrollo social y económico”, aseguró Francisco Madrid, director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) de la Universidad Anáhuac.
Pese a los llamados de la Iniciativa Privada, el gobierno federal no ha atendido las peticiones necesarias para mantener al sector, en el que el 93 por ciento de las compañías que lo conforman son microempresas, con menos de una decena de trabajadores.
Al inicio de la contingencia, la Asociación de Secretarios de Turismo (Asetur), encabezada por Luis Araiza, estimaba que la afectación por el COVID-19 a dicho sector sería de 3 puntos del PIB turístico, es decir, una pérdida de alrededor de 2 mil 400 millones de dólares.
Conforme los hoteles han cerrado, las aerolíneas han convertido aeropuertos en auténticos estacionamientos y los viajes internacionales se han resumido a tareas humanitarias de repatriación o transporte de insumos médicos, el impacto económico ha crecido.
Por lo que ahora, Araiza estima, con base en un análisis de la Universidad Anáhuac, que la afectación será de 10 puntos del PIB de la industria sin chimeneas, lo que significaría 8 mil millones de dólares, es decir unos 160 mil millones de pesos.
“Además, por cada punto porcentual menos en el PIB turístico, se pondrían en peligro 100 mil empleos”, agregó el presidente de la ASETUR en entrevista con El Financiero.
De acuerdo con Braulio Arsuaga, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), por la contingencia sanitaria, en el país han cerrado mil 200 hoteles en los principales destinos como Cancún, Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y Acapulco.
Por ahora, la preocupación de los empresarios hoteleros–que han sido llamados por el gobierno a conservar los puestos de trabajo–es la ruptura de la cadena de valor producida por las actividades turísticas.
“Hay empresas que son muy chicas, hay más de mil 200 hoteles cerrados que no tienen ingresos, que tienen gastos en nóminas y energéticos. Nosotros nunca pedimos condonaciones. Es complicado, recientemente se ha venido platicando que hay 450 mil microempresas turísticas, ellas son las que más necesitan un plan de ayuda”, señaló Braulio Arsuaga, el presidente del CNET.
Fuente: El Financiero