La calma no se vislumbra en Ecuador. Por más que el presidente Lenín Moreno llame al diálogo y la serenidad, la violencia parece recrudecer cada día.
Es más, este jueves, la Defensoría del Pueblo de Ecuador confirmó cinco muertos debido a la fuerte represión policial y militar. Entre los fallecidos, hay un dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), misma organización que tiene en jaque al gobierno.
En esta misma línea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó su “profunda preocupación” ante la escalada de violencia, denunciando además que se registran aproximadamente 700 detenidos y más de cien heridos.
Para la analista internacional y académica de la Universidad de Santiago, Pamela Figueroa, la represión ejercida contra los manifestantes deja en una posición sumamente delicada a Lenín Moreno, no solo a escala interna, sino que a nivel latinoamericano, pues los países de la región debiesen –al menos en teoría- condenar las violaciones a los derechos humanos que actualmente suceden en Ecuador.
“Cualquier violación a los derechos humanos debiera poner en una posición de crítica y condena a los gobiernos democráticos de la región. No olvidemos que el sistema interamericano se basa en la Carta Democrática que se firmó en Chile en los años noventa y todos los Estados tienen la obligación de defender la democracia, por tanto, si el presidente Moreno no toma medidas de sanción contra quienes son responsables de estas muertes y no es muy claro con respecto al respeto irrestricto a los derechos humanos, esa es una posición condenable y los países de la región tendrán que tomar posición”.
En ese sentido, la también cientista política cuestionó el decidido apoyo del Gobierno de Chile a Moreno, indicando que este respaldo se trata más bien de afinidad política que de objetividad con los hechos, y el caso Venezuela es un ejemplo de aquello, país al que nuestro Ejecutivo ha criticado constantemente por lo mismo que hoy es denunciado Ecuador: violaciones a los derechos humanos.
En el ámbito interno, a Moreno no le va mejor. Para Pamela Figueroa, el traslado del Ejecutivo a Guayaquil y su posterior retorno, y las medidas punitivas que ha adoptado han debilitado su figura a tal punto que su única garantía es el respaldo de la Policía y las Fuerzas Armadas.
“El presidente ha mostrado bastante debilidad, él cambió la oficina del gobierno desde Quito a Guayaquil, después vuelve de Guayaquil a Quito. Ha ocupado muchas herramientas que tiene el poder Ejecutivo como aplicar estado de excepción, toques de queda y, así y todo, la movilización sigue. Pero, hasta el momento, tiene ciertos factores importantes que lo hacen estar estable como el apoyo de las Fuerzas Armadas y de la Policía”.
Al respecto, la académica de la Universidad de Santiago recordó el papel determinante de las instituciones uniformadas para que se mantengan en el poder diversos presidentes que han debido enfrentar crisis, como lo son Nicolás Maduro en Venezuela y Martín Vizcarra en Perú, entre otros.
Quien también coincide con Figueroa en cuanto a la debilidad del presidente Moreno es el cientista político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Alejandro Olivares, quien actualmente se encuentra radicado en Ecuador.
Para él, esta debilidad obedece –entre otros factores- a que el presidente ecuatoriano tiene varias oposiciones y, dentro de ellas, la del personaje más influyente en el país sudamericano: Rafael Correa.
“El presidente actual tiene un problema porque no tiene una oposición, sino que tiene múltiples oposiciones. Hay oposiciones políticas y oposiciones sociales. Oposición social es la que están representando en este momento los movimientos indígenas. Oposiciones políticas están, por un lado, la derecha que son los social cristianos y que tienen una posición bien ambigua, pero la principal oposición política es la del ex presidente Correa, que es el personaje político más importante del país en este momento”.
Según Olivares, Rafael Correa ha aprovechado la coyuntura en Ecuador –generada por el rechazo a las medidas económicas del gobierno- para “pasar la cuenta” a Lenín Moreno, su ex vicepresidente y al que muchos denominan traidor por sus políticas neoliberales diametralmente opuestas a lo hecho por el gobierno de Correa.
“Este movimiento en sí está liderado por una oposición social, y de ahí se ha tomado Correa y los correístas para pasar la cuenta que tenían pendiente con el presidente Moreno y, por lo tanto, han provocado que este conflicto sea un conflicto muy grande, que se ve con mucho movimiento, porque las múltiples oposiciones se han movilizado en contra del presidente Moreno”.
El gobierno está acorralado, muchos dan por seguro la caída del presidente, mientras tanto, la violencia sigue siendo la tónica en las calles. La tarde de este jueves, ocho policías fueron secuestrados por los manifestantes en respuesta a las cinco fallecidas víctimas de los uniformados.
Y pese a que finalmente fueron liberados, las cosas están lejos, muy lejos de la calma.
Fuente: https://radio.uchile.cl