“Recibimos información de que algo sucedía en este centro. Al llegar aquí descubrimos que no se trata de un centro de rehabilitación ni de una escuela islámica”, confirmó tras el rescate el jefe de la policía de Kaduna, Ali Janga.
Muchos de los esclavos eran niños, incluso de nueve años, procedentes de Burkina Faso, Mali y otros países africanos.
Además de llevar cadenas en los tobillos, los menores declararon haber sido abusados sexualmente y torturados al tiempo que eran obligados a recitar el Corán.
Por su parte, el propietario de esta supuesta escuela aseguró que su única actividad era la enseñanza del islam, y tildó de “falsa cualquier acusación de tortura, deshumanización y homosexualidad”.
“Estas personas están siendo utilizadas, deshumanizadas. Pueden verlo ustedes mismos”, aseveró el jefe policial Janga, quien añadió que “ningún padre razonable llevaría a sus hijos a un lugar como éste”.
Las autoridades intentan contactar a los familiares de los menores liberados, quienes fueron trasladados la noche del jueves a un estadio de Kaduna, mientras que ocho personas fueron arrestadas como sospechosas.
Las autoridades precisaron que el inmueble, disfrazada de escuela islámica y un campo de rehabilitación, era operada por siete hombres, liderados por uno de 39 años e identificado como Ismaila Abubakar, según el sitio informativo africano All Africa.
Durante la redada, la policía encontró una “cámara de tortura”, donde los estudiantes eran colgados de cadenas y golpeados.
La supuesta escuela, que abrió hace unos diez años, recibía a jóvenes llevados por sus familias para aprender el Corán y, sobre todo, para rehabilitar a jóvenes delincuentes o drogadictos.
En unas fotos difundidas en la prensa nigeriana, se ve a un menor con la espalda llena de heridas abiertas, causadas por latigazos, a otro con los pies encadenados a unos barrotes de hierro y a un grupo de jóvenes hacinados en un patio insalubre.
En otras imágenes, se ve a los niños rescatados subiendo en autobuses para ser llevados al estadio municipal.
El norte de Nigeria, mayoritariamente musulmán, tiene un gran número de “casas de corrección” que ofrecen enseñanzas religiosas estrictas, a falta de estructuras públicas para los jóvenes.
Los padres de algunas víctimas oriundas de Kaduna, convocados por la policía, se declararon “sorprendidos y horrorizados”