El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, enfrenta su primera prueba electoral desde que asumió el cargo en diciembre.
Se pronostica que el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de López Obrador logre imponerse en los comicios para gobernador en los estados de Baja California y Puebla, las dos contiendas más llamativas de entre las que se disputarán el próximo domingo 2 de junio.
Sondeos muestran que la promesa de López Obrador de barrer con la corrupción política, que lo llevó a la victoria en julio pasado, aún resuena entre los votantes más que advertencias de sus adversarios que lo califican como una persona que concentra demasiado el poder y toma de decisiones arbitrarias.
Las encuestas dan ventaja a Jaime Bonilla, candidato de Morena en Baja California, con más del doble de apoyo que sus rivales, mientras que Miguel Barbosa, contendiente en Puebla, tiene una ventaja de 16 puntos de diferencia, según una encuesta de El Financiero.
«La ola del primero de julio pasado todavía esta muy fuerte, la ola Morena», dijo a Reuters Mario Delgado, líder de Morena en la Cámara de Diputados, quien pronosticó una derrota para el Partido Acción Nacional (PAN), que aún gobierna a Baja California y Puebla.
«Son gobiernos identificados con lo que la gente pidió cambiar, gobiernos muy asociados con la corrupción», agregó.
López Obrador tiene poco que mostrar en su lucha contra la corrupción, pero hay indicios de que eso podría estar cambiando.
La Secretaría de Hacienda dijo el lunes que bloqueó las cuentas bancarias del exdirector de la petrolera estatal Pemex, Emilio Lozoya, por sospechas de que realizó operaciones financieras ilegales y el martes se informó que se giró una orden de aprensión contra Lozoya, aliado cercano al expresidente Enrique Peña Nieto.
Algunos funcionarios dicen que su promesa de administrar con un presupuesto austero ha provocado graves fallas en algunos servicios como el hospitalario, una queja que provocó la primera renuncia del gobierno de López Obrador la semana pasada. Germán Martínez Cázares renunció el martes 21 de mayo y cuestionó los graves recortes de personal y la agresiva política de ahorros en el organismo.
Mientras tanto, los cambios abruptos del presidente en la política económica de su antecesor Peña Nieto y las dudas sobre el futuro de Pemex, cargada de deudas, han sacudido los mercados financieros.
Durante este tiempo, tampoco ha logrado frenar la violencia y aún no se ha desplegado una nueva fuerza de seguridad nacional, como lo prometió. Hasta el momento, los asesinatos están en camino de superar en este año el récord de 2018 de casi 29 mil.
Si bien AMLO se comprometió con un alza del crecimiento, la economía se contrajo un 0.2 por ciento durante el primer trimestre.
Los reveses han quitado algo del brillo a la popularidad de López Obrador, que durante sus primeras semanas se elevó hasta un 80 por ciento, según algunas encuestas.
Un sondeo de seguimiento que realiza diariamente la encuestadora Mitofsky mostró a mediados de abril que la aprobación de López Obrador era de 68 por ciento y que para comienzo de esta semana había bajado a 62 por ciento.
«La urgencia mas grande es pacificar al país y regresarle la tranquilidad a los mexicanos», dijo Delgado. «En segundo término yo diría acelerar el ejercicio del gasto gubernamental para contrarrestar esta tendencia que se registró en el primer trimestre», agregó.
López Obrador tiene poco que temer a la oposición, a la que ha criticado implacablemente como fuente de corrupción política durante sus conferencias de prensa matutinas.
Incluso algunas figuras destacadas de partidos a los que ha criticado han salido en apoyo de Morena en las votaciones del domingo.
«La oposición esta diezmada, dividida y sin credibilidad», dijo Fernando Belaunzarán, un crítico del presidente que forma parte de Partido de la Revolución Democrática (PRD), que López Obrador dirigió entre 1996 y 1999.
Fuente: El Financiero