Las negociaciones entre la primera ministra británica, Theresa May, y el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, para desbloquear el Brexit han ahondado en la fractura interna que sufren tanto el Partido Conservador como el Partido Laborista, ya de por sí muy divididos en torno a la gestión de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.Asediada por el constante bloqueo de los últimos meses, May decidió tender la mano a Corbyn el martes en un mensaje televisado que la prensa británica resaltó como un grito de auxilio a su principal rival político para justificar la solicitud de una nueva prórroga ante Bruselas. La intención de May es, precisamente, encontrar una vía de consenso para sacar adelante su Acuerdo de Retirada, quizá con algún cambio en la declaración política sobre la futura relación que contente a ambas partes.Ya en febrero, el rechazo al acuerdo de salida negociado por May con Bruselas provocó las primeras deserciones de ambos lados del espectro hacia el nuevo Grupo Independiente, que en febrero contaba con 11 diputados y ahora, con 22. El goteo se mantiene a día de hoy hacia una formación que defiende un segundo referéndum y que aspira a ocupar el centro del tablero político en unas próximas elecciones.
Los tories, cada vez más despegados de su líder
Durante dos años, la primera ministra se ha negado a negociar con un rival que le reclamaba elecciones continuamente, pero el riesgo de un Brexit duro a poco más de una semana ha llevado a la conservadora a cambiar su estrategia. Dos secretarios de Estado dimitieron el martes y las críticas de gran parte del sector euroescéptico conservador, muy dados a rechazar los planes de May, no han cesado desde entonces.
Los tories defensores del Brexit temen que la primera ministra pueda ceder en la que ha sido una de sus líneas rojas en dos años: la permanencia en la unión aduanera, una opción por la que abogan los laboristas y por la que la libre circulación de personas seguiría vigente, una idea en contra de los brexiteers que defendieron el divorcio como freno a la inmigración.
Pero lo cierto es que May podría recabar el apoyo de laboristas si se compromete a aceptar un nuevo referéndum sobre el acuerdo. Esto podría desatar más renuncias entre los altos cargos del Gobierno, que este jueves han cargado contra el ministro Philip Hammond por defender que esta vía es una opción creíble: «Muchos no están de acuerdo con la idea de un referéndum confirmatorio, no estoy seguro de que haya una mayoría en el Parlamento para ello, pero es una proposición perfectamente creíble y se merece ser testada en el Parlamento», dijo el miércoles en una entrevista en ITV.
División entre laboristas en torno a un segundo referéndum
El Partido Laborista se enfrenta a su propia batalla interna por el divorcio. De un lado, un sector exige a Corbyn que imponga la condición de un segundo referéndump para apoyar el acuerdo de May; de otro, varios diputados quieren que se respete el resultado del referéndum de 2016 por temor a la pérdida de votos de los distritos laboristas partidarios del divorcio.
«Estas conversaciones representan una oportunidad real para asegurar los objetivos vitales de la clase trabajadora […]. Retrasar [el Brexit] muchos meses con la esperanza de un segundo referéndum dividirá más al país y añadirá incertidumbre a las empresas», han advertido 25 diputados en una misiva enviada a Corbyn este jueves, en la que añaden que lograr un acuerdo es la única vía para reconciliar a los partidarios y detractores del Brexit.