Juan Villoro leyó en el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) la carta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) del 18 de enero de 1994, donde respondía al Gobierno mexicano que le había pedido que dejaran las armas a cambio de ser perdonados.
«En estos días ha estado de moda el tema del perdón», dijo Villoro, retomando los temas que han estado en el centro del CILE, desde que inició, el martes: la solicitud del Gobierno mexicano para que España pida perdón por la Conquista de hace cinco siglos y también si el español aún es una lengua impuesta.
«¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono? ¿De habernos levantado en armas cuando encontramos todos los otros caminos cerrados?», leyó.
En la sesión plenaria en homenaje a un el siglo de relaciones entre América y España, también con Jorge Edwards, la carta escrita por el subcomandante Marcos hace 25 años, sonó como nueva. Villoro dio una respuesta ahora.
«Es una pregunta decisiva. Somos nosotros los mexicanos, productos del mestizaje, los que debemos de pedirle perdón a los pueblos originarios. Es nuestra responsabilidad, pero eso no basta. Sólo cuando seamos una nación de naciones, donde una cultura no sojuzgue a los demás, tendremos derecho a vernos todos a la cara», afirmó.
En el otro tema, si el español es una lengua aún impuesta, el escritor, en el último día del CILE, citó las obras Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo; la Relación de Michoacán o El Entenado, del argentino Juan José Saer, para explicar cómo, precisamente, éste sirvió para preservar la memoria de los pueblos indígenas.
«Más que una lengua española, tenemos ya, entre todos, una lengua hispanoamericana», sostuvo y citó a Neruda: «Se llevaron nuestro oro y nos dejaron su coro, dijo Pablo Neruda, en referencia a su lenguaje: ese tesoro compensatorio que tenemos los latinoamericanos».
Fuente: Reforma
1 comentario
Es un descaro del mequetrefe mayor, exigir disculpas por acontecimientos de hace 500 años, mientras él mismo abusa de la ignorancia de los indígenas para acarrear agua para su molino. Hipocresía en su máxima expresión.