Martha Barcena, la recién inaugurada embajadora de México en Estados Unidos, se sumó al entusiasmo nacional generado por Alfonso Cuarón. Tuiteó: «Some of our best most talented people work here in the US». En lugar de some hubiera utilizado many. Ciertamente, no son algunos como Cuarón, sino muchos los mexicanos que hacen grande al país fuera de sus fronteras. Otro mexicano que también trabaja en Estados Unidos ocupó la atención mundial: Jorge Ramos, fue a Caracas a entrevistar a Nicolás Maduro.
México ha asumido silencio ante la insistencia del muro fronterizo por considerar que es un asunto de política interior y por tanto merecedora de respeto. Ha manifestado neutralidad ante las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Tanto el silencio como la neutralidad son actitudes de bajo riesgo, de timidez política, supongo que de indecisión. Si estamos ya en la 4T habría que dejar atrás el episodio bochornoso de haber invitado al país al candidato Donald Trump y recuperar la tradición internacionalista del país, alguna vez indiscutible líder latinoamericano.
Cuarón se convirtió en el abanderado de una lucha de cientos de miles de trabajadoras domésticas, como la que representa en su película Yalitzia Aparicio. Oriunda de Tlaxiaco, en la mixteca oaxaqueña, digna maestra normalista, Yalitzia hizo un viaje desde Oaxaca al mundo a bordo de la película Roma, que ha puesto al país en la cartelera global. Todos los que en ella intervinieron merecen una felicitación nacional, a la que me sumo orgulloso. La dignidad de Yalitzia en las alturas de Hollywood demuestra que no todo en México son carteles y drogas.
Recuerdo como estudiante, una conversación con el maestro Mario de la Cueva, artífice de la Ley Federal del Trabajo y su desazón por no haber podido convencer a Díaz Ordaz, presidente de la república de haber incluido un capítulo de reivindicación de las trabajadoras del hogar. «Todavía no está listo el país», fue el razonamiento presidencial.
Cincuenta años después el IMSS empezará a afiliar a las trabajadoras domésticas, lo que también debe celebrarse.
En la experiencia internacional de Yalitzia hay que mencionar el papel de Marina de Tavira, no solamente el que desempeñó en la película, sino como solidaria compañera, ya no de Cleo, el personaje central de Roma. Las desigualdades nacionales tampoco se olvidan en los repartos cinematográficos. Difícil encontrar una distancia social mayor que la que separaba a las dos protagonistas: Yalitzia, oriunda de Tlaxiaco, indígena y Marina, perteneciente a la crema más distinguida del pináculo socioeconómico del país. Las dos han dado una lección a México: los ricos y los pobres pueden caminar juntos y ser iguales, como ellas.
Ramos por su parte puso el dedo en la llaga venezolana. Conforme a la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela la libertad de expresión es absoluta: Artículo 57. «Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura».
A pesar de la Constitución, Maduro escaló el conflicto al impedir que Jorge Ramos concluyera su entrevista, violentó las formas de tal manera (retenerlo y confiscar sus instrumentos de trabajo) que hizo nugatorio el derecho constitucional de «toda persona», como dice esa olvidada Constitución.
Los países que apoyan a Maduro son Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Siria, Cuba, Nicaragua y Bolivia y otros pequeños que no pertenecen a la ONU, mientras decenas de países en el mundo no lo reconocen. México no sabe bien con quien alinearse, aunque cumplió con sus responsabilidad diplomática de brindar protección a Jorge Ramos y equipo.
Sería oportuno conocer el tono de la reclamación y protesta ante el gobierno de Maduro. También saber que hará el gobierno mexicano cuando caiga el zátrapa. ¿Seguirá neutral?
Ya Calderón de la Barca, desde el siglo XVII, tenía serias dudas sobre la conveniencia de la neutralidad: «Si en la neutralidad sigo, solo me condeno, porque el neutral nunca es bueno para amigo ni para enemigo.» Aunque también dijo que la vida es sueño.
@DrMario Melgar A Profesor de la UNAM