El edificio Mónaco, que fue residencia y cuartel del jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar, fue reducido a escombros en solo tres segundos para construir en su lugar un parque en memoria de las víctimas del narcoterrorismo en Colombia.
El derribo del edificio Mónaco es el primer paso para cerrar heridas y un homenaje a las víctimas del narcoterrorismo en las violentas décadas del 80 y 90 del siglo pasado.
Escobar eligió al barrio Santa María de los Ángeles, que hace parte de El Poblado, como el lugar para construir en 1986 el Mónaco, bautizado así en honor del principado, y residencia de varios de sus familiares y de sus guardaespaldas.
La guerra entre los carteles de Medellín y Cali dejó su huella en esa edificación por el atentado terrorista del 13 de enero de 1988 que causó tres muertos y diez heridos, y dejó al descubierto, entre las ruinas del predio, una colección de decenas de autos deportivos de Escobar.
Parada turística
Veinticinco años después de la muerte de Escobar a manos de la policía, el esqueleto maltrecho de su antiguo hogar seguía siendo parada obligatoria de recorridos turísticos.
A diario, grupos de curiosos recorrían el búnker blanco deshabitado que el barón de la cocaína había construido en El Poblado, uno de los barrios más exclusivos de Medellín.
Como parte de la iniciativa gubernamental, desde 2018 los visitantes se encontraban con un edificio recubierto de carteles que recordaban a los periodistas, civiles o jueces asesinados por orden del capo.
«Respeta nuestro dolor, honra nuestras víctimas (1983-1994). 46,612 vidas menos», rezaba uno de los avisos que cobijó el edificio hasta la semana pasada.
El Mónaco era también referente del primer coche bomba detonado en Colombia. En 1988, el cártel de Cali atacó la estructura, con Escobar y su familia dentro. La explosión afectó el oído de la hija del barón de la droga y desató una sangrienta guerra entre cárteles.
El atentado hirió además el ego del narcotraficante, pues los explosivos dañaron sus valiosas colecciones de carros y arte.
Al «Da Vinci del crimen», como lo llamó una de sus víctimas, el exvicepresidente Francisco Santos, secuestrado por el cartel de Medellín, se le acusa de haber instalado en el imaginario colombiano la «cultura narco».
Pablo Escobar llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, según Forbes, tras fundar un imperio del crimen y el narcoterrorismo. Murió a manos de la policía durante un intento de fuga en 1993.
3,2,1
Desde primera hora de la mañana, las autoridades habían evacuado las viviendas situadas a 100 metros a la redonda del edificio Mónaco. Unas mil 500 personas y 147 mascotas debieron desocupar 638 inmuebles, según el censo oficial.
Para Claudia Hencker, pensionada de 60 años y habitante del sector, «es como lo mismo», pues si antes los turistas llegaban a ver el edificio de Escobar, en unos meses vendrán a ver el lugar donde estaba el edificio. «Es como gastar una plata inoficiosamente, porque siempre esa esquina va a ser de Pablo», lamenta.
El costo de remodelar y adecuar el Mónaco ascendía a 11 millones de dólares, mientras que derribarlo y construir el parque necesitaba cerca de 2,5 millones, por lo que la alcaldía descartó una opción distinta a tumbarlo.
En pie siguen, sin embargo, las 443 casas que construyó el capo para las familias que vivían en un basurero de Medellín. Gestos como ese le valieron el apodo del «Robin Hood colombiano» y el reconocimiento de un sector minoritario de la sociedad.
«No es borrar la historia»
Por ello un sector de la sociedad se oponía al derribo, por lo que el gobierno lanzó una campaña para explicar que no se trataba de «borrar la historia» sino de «transformarla».
Este acto «significa la derrota de la cultura de la ilegalidad (…) Significa que la historia no se va a escribir en función de los victimarios», dijo horas antes de la demolición el presidente colombiano, Iván Duque, cerca del lugar que, a finales de 2019, se convertirá en el Parque Inflexión.
Por su parte, el alcalde Federico Gutiérrez expresó: «Hoy Medellín abraza su historia. Hoy Medellín construye un nuevo relato. Hoy cae un símbolo para encender la esperanza. Hoy nace un nuevo símbolo para darle luz a la oscuridad».
El cantante colombiano Juanes, nacido en Medellín, asistió al derrumbe del predio de ocho plantas situado en el acomodado sector de El Poblado.
«Qué bueno estar con ustedes. Este es un paso más en un largo camino en la reconstrucción de nuestra memoria», dijo Juanes antes de interpretar la canción «Mi tierra».