La percepción que AMLO tenía sobre el Gobernador de Veracruz ha cambiado. Si bien es cierto le aprecia y considera por haberle ayudado a obtener la victoria ante Miguel Yunes Linares, también se percata que no ha mostrado capacidad para llevar las riendas del estado.
No malinterpretemos las cosas. El Presidente López Obrador ve en Cuitláhuac García a un amigo; le abraza y trata como a uno de sus cachorros, pero ha observado, tristemente, que Veracruz se le escapa de las manos.
AMLO no tiene en mente algún mecanismo para que su Gobernador en Veracruz dé un paso al costado, pero se ha percatado (y decepcionado), por lo que su pupilo ha mostrado hasta el momento como Ejecutivo de la llamada “joya de la corona”.
La gente de AMLO sabe que de continuar la inoperancia del Gobernador García en Veracruz, en breve, a pesar de la popularidad del Presidente en el estado, las cosas podrían empezar a cambiar. AMLO sabe que principalmente los panistas, observando estas circunstancias, se frotan las manos para que llegue pronto la elección intermedia.
AMLO tiene conocimiento de que Miguel Yunes dijo, en el último día de su mandato, (dolido aún por la derrota), que volvería para poner a alguien que gobernara a los veracruzanos como merecen. AMLO sabe, (y de verdad lo sabe), que Cuitláhuac García se la está poniendo menos difícil al ex gobernador.
“El Presidente se ha visto en la necesidad de aumentar sus visitas a Veracruz para levantar la imagen de Cuitláhuac. Estará allá en los primeros días de febrero, e intentará apagar algunos fuegos que el Gobernador no ha podido aplacar”, me dijo un personaje radicado en Palacio Nacional.
“Estamos enterados de las frecuentes contradicciones en que caen el Gobernador y su Secretario de Gobierno. Parece que se contrapuntean y eso no puede ocurrir. Mientras reaccionan y se ponen las pilas, la estrategia es que desde acá se dirijan los destinos de Veracruz; a ver si se despabilan”.
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