La sorprendente muerte de Dolores O’Riordan supuso un jarro de agua fría para sus cientos de fans. La cantante de The Cranberries, con un pasado plagado de batallas contra la depresión, murió el 15 de enero de 2018, hace ahora un año, con apenas 46 años. Dolor y consternación se multiplicaron en las redes sociales una vez que se conoció la noticia. Las incógnitas también: casi todo el mundo sospechaba de qué había muerto Dolores O’Riordan (todo apuntaba a un suicidio), pero casi nadie parecía querer admitirlo. La solista fue encontrada en la bañera de un hotel de Londres.
La hipótesis que barajaron los medios tenía mucho que ver con el propio periplo de la intérprete de ‘Zombie’. A saber: nacida en un entorno católico y en una familia humilde, a O’Riordan nadie se lo puso fácil a la hora de explotar su voz desgarrada y convertirse en una artista. Los abusos sexuales sufridos con apenas cuatro años derivaron en problemas de salud mental que le costó superar.
«Tengo trastorno bipolar, así que he experimentado extremos durante mi vida, pero apenas fui diagnosticada hace dos años. Hay dos extremos del espectro, puedes estar extremadamente deprimida y perder interés en todo lo que amas hacer y entonces te vuelves maníaca», aseguró en una entrevista de 2015. La música fue, para ella, una extraordinaria válvula de escape. A los 12 años, por ejemplo, ya estaba escribiendo su primera canción, llamada ‘Calling’. Con una sensibilidad especial para adaptar sus vivencias personales a las composiciones, también escribió ‘Zombie’ a raíz de una tragedia: la bomba que pusieron los republicanos irlandeses en un bote de basura en pleno centro de Warrington. El atentado provocó la muerte de un niño de apenas 12 años y dejó heridas a decenas de personas.
Pese a una infancia dura y a continuas luchas contra la depresión, a las que se sumó el dolor por la separación de su esposo, Don Burton, en 2014, no fue esta la que mató a Dolores O’Riordan. La investigación final acabó revelando que no tenía lesiones o evidencia de daños hacia sí misma. La verdadera razón fue una intoxicación de alcohol que acabó precipitadamente con su vida. En un análisis posterior se encontraron 330 mg de alcohol por cada 100 mililitros de sangre. Eso fue lo que se acabó llevando para siempre a una mujer cuya música forma (y formará) parte del ADN de la generación X.
Fuente: elconfidencial.com